Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

sábado, 28 de junio de 2008

A vueltas con el manifiesto

Supongo ya a todo el mundo enterado del Manifiesto por una lengua común que patrocinan Savater, Carmen Iglesias, Félix de Azua, Vargas Llosa etc. El impacto político del manifiesto puede ser mayor de lo que en principio pudiera esperarse por dos razones: primera porque a estas alturas muchos castellano-hablantes han sufrido en su propia piel la discriminación que se denuncia en el manifiesto y segundo porque viene patrocinado por representantes de lo que en un sentido amplio podemos llamar la “izquierda cultural”. Es natural que los representantes de la derecha liberal que han defendido esta trinchera durante años se sientan dolidos con el éxito de la iniciativa de los “advenedizos”.

Es de justicia recordar que ya en 1981 y se lanzó el llamado Manifiesto por la igualdad de los derechos lingüísticos en Cataluña. Lo encabezaba el catedrático de sociología en la UAB, Amando de Miguel, y lo habían escrito principalmente socialistas del PSOE. Lo firmaron 2.300 personas y de ahí le viene el nombre por el que es conocido: El Manifiesto de los 2.300 y acabó con el secuestro y tiro en una rodilla a uno de sus firmantes más activos, el profesor de Lengua y Literatura española en un instituto de Santa Coloma, Federico Jiménez Losantos. Es por tanto comprensible que estos, y otros, no se sientan llamados a firmar un manifiesto en la condición de meros comparsas cuando en justicia debían ser punta de lanza de esta batalla. Además también entran en juego matices teóricos: la defensa de la lengua común, en lugar de “el español” y la insistencia en que los derechos corresponden al los ciudadanos y no a las lenguas, son posiciones teóricas que no son del agrado del nacionalismo español, aunque se diga “liberal”. Por todo ello, en la COPE y en Libertad Digital parecen manifestar síntomas esquizofrénicos cuando, por una parte alientan la firma del manifiesto y, por otra, sus mayores espadas se distancian del mismo.

A mi modo de ver es mejor así. Un idéntico manifiesto que estuviera patrocinado por Federico Jiménez Losantos y César Vidal, por ejemplo, sin duda tendría mucho menos recorrido. Calculo que culparían de ello a la perfidia de la propaganda progresista, pero eso sería, en todo caso, solo parte de la verdad... y ellos lo saben. La realidad es que al día de hoy ninguna iniciativa patrocinada por los principales ideólogos de la derecha liberal tiene posibilidades de ser aceptada por la mayoría de la sociedad española, lo cual es malo para ellos y malo para todos.

Deberían reflexionar sobre ello… Rajoy ya lo ha hecho.

10 comentarios:

  1. No me has engañado. Por eso esta tan mal escrito. Reeleelo.

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  2. Perdona, el comentario anterior no iba ahi Oscar jeje.

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  3. Óscar: Creo que la oportunidad del manifiesto es inobjetable, así como lo encomiable de la labor al efecto de UPyD. Es absurdo que hoy sólo se oiga "España" por todos lados -y que la fiebre patriótica asalte a los mismos que normalmente, y como mucho, sólo llegan a articular el equívoco sintagma "estado español"- cuando se abandona y despieza su realidad política, así como el idioma en el que es posible una efectiva comunicación entre los españoles.

    No obstante, discrepo de tu posición cuando consideras que existen algunos más acreditados que otros para decir lo mismo, como si el hecho de defender el "progresismo ambiente" otorgara una patente para poder decir verdades que, no obstante, convierten en sospechosos a los que no son miembros -o miembras- del club. Creo que lo sustantivo es el contenido de lo que se dice, dígalo quien lo diga, y que es jugar al despotismo aceptar que unos pueden y otros no pueden intervenir en tales debates. Es hora de aceptar que existen opciones políticas distintas al progresismo inane que hoy por doquier fluye, y que no necesitamos del visto bueno de la inquisición bienpensante para intervenir en política ni defender aquello que debemos defender. Ceder a la hegemonía aplastante de la argumentación "ad hominem" me parece un signo de los tiempos que ha de ser vencido si queremos un planteamiento verdaderamente político de los asuntos públicos. Lo demás es mentira de estado.

    Lo verdadero es verdadero, tanto si lo dice Ulises como si lo dice su porquero.

    Un saludo

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  4. Borja, hago mío todo tu comentario.

    Igual no me explique bien. Lo que quiero destacar es básicamente un lamento: la derecha liberal ha perdido predicamento en la sociedad española.

    Las causas son a mi modo de ver básicamente dos: la eficaz propaganda progresista y los errores propios que no son pocos: compadreo con la jerarquía eclesiástica, falta de respeto al adversario, sectarismo, ninguneo hacia los que no son de la casa, ausencia de autocrítica (en relación a la guerra de Irak, por ejemplo) etc.

    Ojalá la derecha liberal recupere credibilidad, más allá de los 2 millones de oyentes de la COPE, y pueda ponerse al frente de iniciativas que en principio habrían de ser más suyas que de ningún otro, pero para ello debería cambiar si no en el fondo, sí, al menos, en las formas.

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  5. Perdonen ustedes esta ausencia mía; con la llegada del verano estoy metido en labores de albañilería que ocupan todas mis capacidades físicas e intelectuales.
    La entrada de oscar me parece del todo correcta. Yo también pienso que es preferible que la Cope no respalde el manifiesto; y no es que crea, como señala Borja, que hay interlocutores de primera y otros de segunda, es que , mientras que Savater y Félix de Azúa no están bajo sospecha, Losantos y Vidal sí. Si mañana un científico español denuncia vertidos tóxicos en el Delta del Ebro todos querremos parar esta barbaridad, pero si lo denuncia Losantos, la mayoría creerá que es una noticía que únicamente trata de desgastar el gobierno y el resto se frotarán las manos para que el vertido llegue a la misma Expo de Zaragoza. Mientras tanto el delta seguirá contaminándose.
    Y lo importante no es que Losantos o Savater tengan o no razón, lo importante es que el manifiesto logre modificar algún aspecto de la realidad, a saber, la discriminación por razones lingüísticas.

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  6. Aquí se puede comprobar de primera mano en qué consiste la discriminación por motivos lingüísticos. No tiene desperdicio:
    Discriminación lingüística

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  7. Sigo en desacuerdo con vuestra postura. Creo sinceramente que plegarse al argumento "ad hominem" es hacerse dócil al más poderoso medio de imposición que actualmente - a falta de argumentación intelectualmente presentable- utiliza el progresismo nacionalista-totalitario. Es cuestión de mera higinen intelectual dejar de atender a quién dice esto o aquello cuando lo sustantivo es aquello que dicen; la concesión consistente en descalificar de antemano a ciertos individuos supone la aceptación manifiesta de que siempre será así, es decir, de que cualquiera puede ser borrado del espacio de la discusión pública por el hecho de tener "mala prensa" (es decir, por el hecho de ser objeto de campañas mediáticas destinadas a ocultar el contenido de lo que diga bajo un nombre considerado anatema). Las listas negras y demás nóminas de proscritos sirven esplendidamente a la labor de las diversas inquisiciones que por doquier proliferan, pero en nada al esfuerzo de poner política donde sólo hay mitología. Aceptar hoy que este o aquel hayan de ser arrumbados para hacer presentable un manifiesto supone aceptar que las ideas que defendemos son sospechosas de no sé qué (quizás de "fachas", o de "derechas"...), como si fuera preciso implorar el permiso de Su Majestad Progresista para dar carta libre a ciertos pensamientos. Esto se denomina "tutela", y creo que es aceptar esa tutela respetar las listas negras realizadas por los portavoces autorizados de la Opinión Pública Bienpensante.

    Yo, la verdad, estoy de acuerdo con cosas que dice Losantos, así como con cosas que dice César Vidal, así como con otras no; el problema es que, por ser ellos, niegue que estoy de acuerdo con esas cosas que dicen y yo también digo. Por este camino sólo puede alcanzarse una suerte confusísima de esquizofrenia, según la cual pienso una cosa pero, al decirlo este o aquel señor, tengo que negarme a confesármelo no sea que me vaya a sentir partícipe de la herejía de compartir opinión con alguien prohibido.

    Esto se resuelve en un modo indirecto de desacreditar determinadas ideas sobre las cosas -en este caso sobre el etnicismo nacionalista - por el simple procedimiento de adscribir esas ideas a sujetos cuya imagen social se hace idéntica a la de Satán, como es en este caso Losantos. Si asociamos unívocamente ideas con individuos, que es lo que procura hacer el inquisidor, estaremos en condiciones de depositar sospechas sobre ideas u opiniones sólo por el hecho de hacer ver que "pertenecen" a este o aquel heterodoxo. Esto es lo que practica a diario esos perio´distas que, para desacreditar y condenar al silencio a determinadas opiniones, lo único que hacen es entregárselas en propiedad a Losantos, o a Vidal, y mañana será a Arcadi Espada, o a Saveter, o a quien sea según interese.

    ¡Dejémonos ya de argumentos interesados! A mí me da igual quién defienda el famoso manifiesto; únicamente leo su contenido y me parece razonable y necesario ante el totalitarismo de las lenguas propias; me da igual que lo defienda Odiseo o su porquero, porque en ambos casos se trata de lo mismo. También defiendo que dos más dos son cuatro, lo diga Hitler o el Mahatma Gandhi.

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  8. Pues no estamos de acuerdo Borja. Básicamente porque chocamos en lo de siempre; por supuesto que no estoy dispuesto a elaborar listas negras, como señalas, pero eso no signifoca que un discurso sea independiente de quién lo enuncia. Hablas como si el discurso, el habla, fuera un ente autónomo y, al final invocas a las matemáticas como si dado que "2+2=4" , también se pudiera hablar de justicia o libertad en terminos es6trictamente intertextuales; el viejo sueño de Platón, que es, sin duda, el anhelo del filósofo. La filosofía nunca ha terminado de recuperarse de la fascinación por las matemáticas, un conocimiento que parece liberarse de las intenciones humanas.
    El caso es que, a mi parecer, no existe un discurso "puro", que pueda desvincularse de las intencionalidades; es más, es que la intención en la enunciación es crucial. Lo interesante de Savater y Azúa es precisamente la intencionalidad; ellos producen una acción que pretende tener, como toda acción, unas consecuencias: la mejora de las condicieones de vida de los castellanohablantes, el acabamiento de la discriminación. Pero la acción de Losantos es completamente contraria; no pretende cesar la injusticia, sino derribar del sillón de la Moncloa a un inconveniente.
    No vale símplemente con el discurso precisamente porque el habla es una acción intencional, y como tal debe ser juzgada. No es, como ves, una cuestión de "verdad y mentira", sino más bien una cuestión de "acciones y consecuencias".

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  9. Un apunte nada más: después de un breve periodo de desconcierto, finalmente, Losantos, Vidal, De Miguel y la plana mayor de Libertad Digital también se han adherido al Manifiesto.

    En cualquier caso, como diría Rajoy, es mucho más lo que nos une que lo que nos separa: lo importante es el contenido del manifiesto, que muchos apoyamos, y lo de menos quien lo apoya (el Mundo hoy presume de que Luís Aragonés ha firmado el manifiesto, como si este fuera un potente argumento de autoridad. Al final va tener Borja cuando afirma que España es un gran Club de fútbol.). A mí, por ejemplo me interesaría mucho más una lista de “intelectuales” a las que les fue enviado el manifiesto y se negaron a firmarlo. No me negaréis que una lista de no-firmantes no tendría su morbo. Sería incluso mucho más esclarecedora que la lista de los que sí apoyan el manifiesto.

    En todo caso quiero insistir en que mi entrada nada tenía que ver con la legitimidad o la verdad, sino que era una reflexión acerca de estrategia política. Planteaba, y planteo, que la derecha española debería cambiar algunas cosas, maneras y personas, para recuperar una credibilidad, ante la sociedad española, que le permitiera, en primer lugar, patrocinar iniciativas semejantes a la del manifiesto por una lengua común, y, en segundo lugar, estar en disposición de ganar unas elecciones generales.

    Saludos

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  10. Estamos de acuerdo, Edu, en que el problema de la verdad está entreverado con otras muchas cuestiones; no obstante, y en esto estaremos en desacuerdo, eso no quiere decir que la verdad carezca de sustantividad propia y se diluya siempre en las circunstancias o las intenciones subjetivas. No seguiré por aquí, pero para mí es evidente que, aparte de intenciones o actos de voluntad, existe un ámbito sustantivo de verdad referido a la consistncia de las cosas.


    Por otra parte: yo no desecho la intención por sí misma - que también existe y es significativa- pero me intento precaver contra la determinación dogmática de las intenciones: el problema de los juicios de intenciones es que desbordan ampliamente lo dado -en este caso que alguien firme un manifiesto - para poner en su lugar supuestos que corren el riesgo de ser gratuitos. En este caso el problema estriba en precisar quién establece las intenciones: ¿por qué atribuyes a alguien intenciones que descalifican lo que ese alguien de manera efectiva hace? Esas intenciones pueden ser creadas de menera deliberad para descalificar un comportamiento objetivo, y asumirlas puede ser un modo de asumir una tergiversación. En este caso, como en tantos, las supuestas intenciones son fabricadas por medios de comunicación adversos -PRISA contra la COPE- como modo de descalificar a la competencia. Juzgar UNICAMENTE intenciones -sobre todo cuando no media un reconocimiento por parte del agente- supone juzgar en relación a lo que uno quiere demostrar; supone, en suma, juzgar de manera interesada para alcanzar la conclusión que ya se había asumido antes del juicio. Por eso los juicios de intenciones son maniobras que, más que iluminar, falsifican la consideración de las cosas, poniendo en lugar de lo que es aquello que uno ya presuponía como resultado.

    Decir que Losantos, o quien sea, está descalificado para defender el manifiesto por que su intención es ... equivale, creo, a refrendar toda la propaganda dirigida contra él y basada en puros constructos fabricados ad hoc para eliminar a un competidor, así como a desacreditar ciertas ideas incómodas para el progresismo totalizador.



    Óscar: ten cuidado con tus propuestas, que quizás seas señalado desde ciertos medios -como lo era el otro día Arcadi Espada al defender esa lista de los no-firmantes- como inquisidor neofranquista.

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