Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

lunes, 19 de enero de 2009

Universidad a la Bolognesa

El viernes, la Junta organizó en el instituto una sesión de propaganda sobre el llamado "Plan Bolonia", el proyecto de reforma de las universidades caído, como los inexplicables bienes divinos, del cielo de "Europa". En el salón de actos, ante la indiferencia de los alumnos y el aspecto rutinario de las paredes, una burócrata "ad hoc" elevó su voz sobre los ocasionales murmullos y las toses irregulares. La charla comenzó. El discurso caía sobre nuestras cabezas como un peso monótono, como una invitación al sueño y al olvido; no obstante, también tomaba la forma de una amenaza: la que se cierne sobre la educación al ritmo de reformas y reformillas que, como objetivo declarado, se proponen "cambiar" lo que tradicionalmente han llevado a cabo el profesor y el alumno. Una vez más, algunos adoradores del estado están empeñados en eliminar todo aquello que no esté modelado a su imagen y semejanza, todo aquello que pueda albergar indocilidadante su férrea mano, todo lo que pretenda escapar al imperativo de reducir cualquier acción al método y los planes quinquenales. No creo que exista algo más alejado del cálculo que el inexplicable hecho de aprender, pero los reformadores a los que prestaba voz y figura nuestra conferenciante están convencidos de lo contrario, y dispuestos a usar de todos los recursos a su alcance -los ejércitos de inspectores, los delatores informales, la contundencia formidable de los formularios, las circulares, las estadísticas- para convertir la educación en el desarrollo de protocolos automáticos e interminables.

La mujer, cuya cara ya no recuerdo, siguió hablando durante más de una hora, sometiendo al auditorio a una prosa pesada y, a menudo, carente de significado. El despliegue magnífico de una multitud de gráficos y letras coloreadas ocultaba unas pocas verdades terribles cuyo carácter se veía amortiguado por expresiones acarameladas. De toda esa verborrea llamaron mi atención dos principios fundamentales que parecen articular el concepto de "educación" presente en el plan de reforma de las universidades, así como también en las reformas de los restantes tramos del sistema educativo:

  1. En primer lugar, la nueva organización de la enseñanza se basa en que no hay saber alguno que enseñar. El conocimiento, dijo la mujer, está constantemente cambiando. Ya no es "como antes", cuando se suponía que existían objetos, criterios y contenidos que conformaban el saber. Ahora tenemos que abandonar esa concepción "inmovilista" y concebir el conocimiento como una masa fugaz y tornadiza de puntos de vista inmediatamente sustituidos por otros. En rigor, ya no es preciso perseguir ni conservar conocimiento alguno, porque su validez es limitada a un instante y sería ocioso querer convertir en inmutable lo extremadamente caduco. La labor de la universidad, por consiguiente, no puede ser la transmisión de conocimientos, sino la doma y preparación del animal humano para la actividad laboral y la inserción en los engranajes de la fábrica y la empresa. Dado que es inútil querer conocer, es egoísta y desalmado pretender saber, elobjeto dela educación y la vida completas es el hacer, el trabajo. La enseñanza sólo puede tener como objeto la forja del perfecto homo faber.
  2. En segundo lugar, la superfluidad del saber exige la superfluidad del profesorado. En realidad, nos explicó la mujer, la figura y función del profesor han de redimirse de la vinculación con el conocimiento, ya que éste es vano como la entelequia; el profesor no puede -según la completa reforma de su identidad- transmitir saber alguno, y únicamente tiene como función "orientar al alumno para que éste sea capaz de obtener por sí mismo la información adecuada". La exigencia de completa sumisión al estado requiere un profesorado que, lejos de esforzarse por la búsqueda y comunicación de lo verdadero, tenga como único cometido ser "guía" de los alumnos hacia una ignorancia hecha de opiniones y fragmentos inconsistentes. En los nuevos planes universitarios -tal y como apuntó la mujer mientras gesticulaba imitando la acción minuciosa del amanuense- la autoridad del estado precisará todo lo que el profesor haya de llevar a cabo ensusclases, con lo que éste será miniaturizado hasta convertirse en el "profesor-cualquiera"; el profesor que, sin objeción crítica alguna, conduzca al alumnado al marasmo y la debilidad intelectuales precisos para convertirse en fieles repetidores de consignas y estupideces; el profesor ejercitado él mismo en la obediencia, en la observancia de lo "políticamente correcto", en el silencio y la adulación.
Convertir la universidad en un sistema organizado de represión del talento en favor de la productividad, convertirla en la extensión indiscriminada del no-saber, en el absurdo paraíso del hombre sin atributos es una de las más siniestras dimensiones de estas reformas educativas que parecen pensadas con el fin de acabar con todo rastro de enseñanza. Cuando la mujer terminó su charla y los alumnos se levantaron ruidosamente, el paisaje se despejó de muchos interrogantes, pero sólo para mostrar la certidumbre de la desolación, pues ¿en qué consiste un sistema educativo en el que el saber ha sido desterrado y los profesores son una especie de buscadores de información sin las ventajas evidentes de la rapidez informática de "Google"? Me temo que, simplemente, en el absurdo o la nada.
Publicado en "El Heraldo de Soria", 24-I-2009

8 comentarios:

  1. Que suerte la tuya que puedes disfrutar de sesiones tan provechosas y "didácticas".

    Desde mi "excedencia forzosa" sigo el discurrir de los avatares pedagógicos con alivio. Ya no tengo ninguna confianza en que la deriva que ha tomado la educación, no se si ya es correcto el término, arrive en otro apeadero que no sea su extinción. Entiendo que tu y los demás feacios que seguis en el dia a dia tengais que mantener la esperanza que dota de sentido a vuestro esfuerzo.

    Esto viene de lejos y no germina solo en España, por mucho que presuman los progres del terruño patrio, solo imitamos. No me apetece ahondar en el asunto, bibliografia hay de sobra denunciando hacia donde nos dirijimos desde hace tiempo.

    Mucha he fatigado estos años - pues para un materialista como yo no hay otro mundo que el que emana de la educación que reciben los moradores del planeta - que me quedo para mi modesta comprensión de los tiempos y que la aridez totalitaria del ámbito comunicativo y la certeza de que esta deriva no hay quien la pare pues vió el Dios de los nuevos fariseos que era bueno, solo me permite compartir en estrechos cenácuos y como terapia materialista. Rousseau, por ejemplo, no era ni materialista, ni humanista.

    Para quien se dice de izquierdas sin menoscabo del respeto a la derecha civilizada, pues aún no pienso que todo en lo que creo haya de ser convertido en absoluto, ni que haya de obcecarme contra toda evidencia aunque esta no venga del presente ni de diseños de futuro es gracioso cómo los mismos que desde el progresismo han sentado las bases de Bolonia, ahora la rechacen, y no se den cuenta de que han alimentado y han sido marionetas de todo lo que denigran. Ahí lo teneis, disfrutadlo o sufridlo. Remedando al Jesus revolucionario y materialista que tanto repugna a los analfabetos, " sea el escandalo, pero pobre de quien lo provoque " En este caso, contrariamente de la legitima necesidad del escandalo, no saldrá nada bueno, y sus perpetradores seguirán rigiendo el reino de los cielos.

    ResponderEliminar
  2. perdonar el error del nombre.
    un abrazo Lucena y demás.

    ResponderEliminar
  3. La verdad es que desconozco los pormenores del Plan Bolonia Borja, pero por lo que he oído tu comentario da en el clavo pero tal vez con demasiada fuerza (si le das demasiado fuerte a un clavo te cargas la pared).
    A mi no me parece que las universidades deban ser organismos destinados, como lo eran durante los "oscuros años" a la guarda, custodia y transmisión de "verdades". En esencia coincido bastante con la caricatura qhe haces de la ponente cuando señala que el conocimiento ya no puede ser considerado como un ejército de verdades; prefiero considerarlo a la manera de Nietzsche como un "ejército de metáforas", vivas y por tanto cambiantes. No es, para mi gusto, misión de la universidad la petrificación del saber, sino justo el contrario. Para petrificar el saber ya hay otras instituciones sociales mucho más acordes a este fin.
    Y tal vez nos duela que la universidad se haya convertido en una "formación profesional superior", es verdad, pero tampoco creo que haya que entender esto en un sentido negativo. Considerar que la universidad nada tiene que ver con la formación laboral es únicamente posible desde léxicos ya muy obsoletos: por ejemplo desde la distinción radical entre teoría y práxis propia de medievales y griegos. El mundo contemporáneo, afortunadamente creo, no entiende, lo "teorico" como una actividad de rango divino, que puede ser distinguible cualitativamente de otro tipo de actividades que consideramos propas de "hombres de carga". Sobre esto me gustaría un día de estos escribir unas líneas a propósito de mi amigo vienés Sigmund.
    Yo tengo la sensación que el plan Bolonia, no sé si bien o mal, lo confieso, trata de modernizar la universidad en os líneas que me parecen muy necesarias: en primer lugar convertirlas no en templos del saber, sino en templos de la investigación. Y en segundo lugar no ser una institución destinada a la promoción de aristócratas intelectuales sino un intento por formar indivíduos útiles a la sociedad y a sí mismos (lo que suele llamarse "buenos profesionales"...
    Las críticas que he oído del "plan" van más dirigidas al hecho de que se le da más importancia a este segundo objetivo sobre el primero y si es así me sumo a la protesta.

    PD. SÉ QUE ÚLTIMAMENTE ME PRODIGO POCO EN FEACIA, PERO TENGO POQUISIMO TIEMPO Y EL QUE TENGO LO DEDICO A PREPARAR MIS EXÁMENES DE LA CARRERA. EN BREVE VOLVERÉ.. TENGO GANAS ENTRE OTRAS COSAS DE CONTESTAR EL RECIENTE ARTÍCULO DE OSCAR SOBRE LA SOLIDARIDAD, PERO NECESITO UN MOMENTO PARA HACERLO.
    TAMBIÉN ENGO QUE COMUNICAROS ALGUNOS CAMBIOS NECESARIOS EN EL BLOG, NO PORQUE YO QUIERA, SINO PORQUE VA A DESAPARECER EL SOPORTE "LYCOS". LLEVO UN PAR DE SEMANAS PENSANDO EN SOLUCIONARLO Y SE ME HA OCURRIDO CÓMO, PERO HAY QUE CAMBIAR BASTANTES COSAS, YA OS COMENTARÉ


    Un abrazo a todos. Borja espero que tu abuela siga bien, viejilla pero bien.

    ResponderEliminar
  4. Bueno, Edu, creo que estamos de acuerdo en que la uniersidad no ha de ser un lugar donde el saber sea petrificado... ¡no creo que haya dicho yo eso! La cuestión que quería señalar no se refiere a la petrificación del saber, sino a la existencia misma de su existencia y la del conocimiento que hace tenga sentido la labor de la univesidad.

    En cuanto a lo segundo, yo sí creo que la confusión de educación superior y formación profesional es un importente retroceso y una pérdida que no sé hasta dónde podremos lamentar. Para nada se trata de rebajar el valor de la vida práctica o el desempeño de profesiones -lo que me parece magnífico - sino de negar la pretensión de reducir toda actividad al modelo del trabajo y toda acción al cálculo de un resultado. Tú mismo, siguiendo a Marx, pareces identificar la totalidad del ámbito del hacer con la actividad productiva y laboral, lo que, de hecho, deja fuera lo que los griegos llamaban "praxis", que es una acción no dirigida a la producción, sino dirigida sólo a sí misma (tal y como la acción política). El que la producción ocupe el ámbito de la acción es uno de los más grandes problemas modernos, lo que se constata dramáticamente a nivel político.

    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Sé Borja que no defiendes que el saber sea petrificado en las universidades, sin embargo creo que manejamos concepciones diferentes cuando utilizamos conceptos como "conocimiento". Tu te mueves dentro de un léxico racionalista para el que una descripción del conocimiento como "una masa fugaz y tornadiza de puntos de vista inmediatamente sustituidos por otros" es básicamente una crítica. Para la filosofía crítica racionalista, la tarea filosófica consiste básicamente en una tarea de desbroce que permita separar este tipo de excrecencias de lo que sería una saber bien fundamentado expresado lógicamente y "descubierto" desde una metodología impecable, la racionalidad. Yo, como sabes, me muevo más dentro de un léxico según el cual el conocimiento no se descubre sino que se construye. Y desde esta consideración, la fragilidad no puede ser un reproche.
    Me parece que la universidad debe ser tal y como la caracterizas tu al criticarla: un lugar básicamente donde el conocimiento no tenga el estatus de algo acabado, es decir, algo que merezca la pena conservar. Debe importar más la puesta en tela de juicio de los criterios existentes que su mantenimiento. Esto es precisamente darle a la universidad una función fuldamentalmente investigadora.
    Respecto a tu otra crítica, lo de separar tajantemente la educación superior de la formación profesional, creo que eres u más víctima de las categorías marxistas que yo; identificas palabras como "profesional", "laboral", "producir", exclusivamente con el ámbito del trabajo repetitivo mecánico y desde ese punto de vista resulta muy fácil ver una actividad, la productiva, como deshumanizadora, y otra, la teórica como humanizadora. En el fondo esto no es más que un residuo de la separación tajante entre el ámbito de lo divino y el de lo natural, distinción que es evidentemente valorativa.
    Yo lo único que hago es precisamente no identificar sin más esos dos ámbitos al considerar que toda la actividad humana tiene una función social o, prefiero decirlo así, etológica. No creo que la acción del poeta es más humana precisamente porque no sirve a ningún fin laboral más allá de elevar el alma del que poetiza (lo mismo ocurriría con la filosofía o el arte).
    Si consideras que la universidad no debería ser el ámbito de una formación profesional, explica dónde se deberían formar los médicos, los ingenieros, los profesores, los arquitéctos o los biologos. No se me ocurre mejor sitio que la universidad, eso si, una universidad con una vocación verdadera de movilidad cognoscitiva, es decir, investigadora. ¿Quién debería formar a los profesionales que en buena parte sostienen nuestra sociedad? creo que responder "los investigadores" es una buena respuesta a la pregunta. Los "investigadores" son precisamente los que tienen una visión muy poco conservativa del conocimiento, por eso investigan.

    ResponderEliminar
  6. NO se a que se refiere Edu, así que no puedo comentarlo. Simplemente decir que para mi precisamente la trasmision del saber es lo que posibilita que no se petrifique. Se confunde saber con ideologia desde los pulpitos ideologicos.

    ResponderEliminar
  7. Totalmente de acuerdo con Settembrini: es la transmisión del saber lo que permite que no se petrifique.

    ResponderEliminar
  8. Pues si no aclarais un poco a qué le llamais "transmisión", lo único que haceis con este tipo de afirmaciones es poesía.
    Es más afirmar que el saber se transmite es redundante... ¿es que exiete un saber que no se transmita? Si concebimos el saber como "información" (bits) y eliminamos la transmisión, es decir, un emisor y un receptor... ¿podemos hablar realmente de "transmisión"? Evidentemente no. Lo que decis no va más allá de ser bellas palabras...
    Lo que evita que la información se petrifique no es su transmisión, sino su modificación. Si me espetais que la "tranmisión" implica "modificación", vale.. acepto el apunte, pero entonces entramos en un debate acerca de los grados.
    Para ilustrarlo pensar en la transmisión del código genético: por un lado hay mecanismos que tratan de que la transmisión del código sea lo más fiel a la copia, y por otro lado existen otros mecanismos que permiten modificaciones suficientemente significativas para que eso produzca una alteración (a veces con repercusiones y a veces sin ellas). Si la naturaleza hubiera inventado un sistema capaz de transmitir códigos genéticos sin alterarlos, entonces aún seríamos mitocondrias.

    ResponderEliminar