Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

viernes, 13 de febrero de 2009

Las clientelas de la utopía

"De la sustancia de la utopía se han forjado las pesadillas, los sueños y quizás gran parte de aquello por lo que el mundo es mejor y la vida vale la pena. Pero el afelpado reducto de las sociedades protegidas, el maleable tejido de comunicaciones, presiones, adhesiones virtuales y sustitución del contenido por el volumen y difusión de las palabras han creado una clase nueva para la que la utopía es su vehículo, la lona que recubre sólidos edificios de intereses, la contraseña que permite el acceso a zonas deseables y bienes restringidos y que incluso procura el lujo de la superioridad de valores.
El fenómeno es inseparable del parasitismo y el estado de bienestar. En ningún terreno se manifiesta con claridad tan meridiana como en el de los Señores de la Guerra Semántica, que deben su status al monopolio del etiquetado político y moral.
Lo ocurrido en Educación y Cultura (el interesante botón de muestra hispánico) es la punta del iceberg del gran secuestro que ha marcado el espíritu del siglo XX y se esfuerza en extenderse al siglo XXI: Nada menos que el monopolio de ética y estética, de comunicación y de civilización, de orientación axiológica y de representación del mundo que se ha habitado y que se habita. Y ello porque de la impostura, de la mistificación de la Historia, del ocultamiento sistemático de al menos la mitad del planeta de los hechos lleva viviendo, prosperando, aplastando y perpetuándose una clase muy especial de los tiempos modernos que se ha creado toda una técnica de autojustificación, conquista y subsistencia a base de impostar solidaridades, ideales y rebeliones. "

Mercedes Rosúa ha escrito un libro a contrapelo, en abierta oposición a la ortodoxia dominante. La tesis fundamental del texto es que la antigua Enseñanza Media, hace dos décadas, era una institución susceptible de ser mejorada, como todas, pero que funcionaba razonablemente bien, cumplía, más o menos, con la función social que tenía asignada y parecía entonces imposible que degenerara en la medida en que lo ha hecho. Ni que decir tiene que la corrupción de la institución no es casual, inevitable o un efecto colateral de otro tipo de cambios sociales. No. Han ido a por ella, se la han cargado (básicamente los gobiernos socialistas, para qué engañarnos) y el resto hemos asistido como espectadores impasibles, en el mejor de los casos, al desmantelamiento de una institución crucial para el futuro del país.

A Rosúa no le faltan razones para lanzar un ataque frontal a toda la “filosofía” LOGSE que está detrás de la Reforma de la enseñanza media, y que ahora amenaza a la universidad, pero estas razones son conocidas por todos los que estamos dentro del cotarro y, en este aspecto, el libro no aporta demasiado.

Tres son los motivos por los que recomiendo el libro: el primero, y más importante, porque está bien escrito, siempre se agradece acercarse a una prosa precisa, poderosa y contundente; segundo, porque es una cuestión de higiene intelectual leer obras heterodoxas y autores políticamente incorrectos; tercero, por deformación profesional, imagino que es un tema de interés para todos los docentes.

En el “debe” habría que apuntar que demasiadas veces la autora caricaturiza, con lo que la crítica gana en agudeza e ingenio pero pierde profundidad; de la misma forma que caricaturiza el estado actual de la enseñanza secundaria, la autora idealiza en exceso la antigua enseñanza media anterior a la llegada de los primeros gobiernos socialistas, y especialmente la formación y competencia de los añorados, por la autora, catedráticos de bachillerato. Por otro lado apenas se desvelan datos relevantes o información desconocida: no es, en absoluto, un trabajo de investigación, pero podría aportar algo más sobre el problema que analiza; y, finalmente, detecto en el texto cierto victimismo que la autora comparte con otros liberales, digamos radicales, que me recuerda, en parte, al empalagoso victimismo nacionalista tan en boga por estos lares.

18 comentarios:

  1. La verdad es que la idea del libro no es nueva aunque, como dices, siempre es bueno leer este tipo de cosas tan políticamente incorrectas. Borja me regaló un libro hace algun tiempo, "La secta pedagógica", que seguramente no es menos contundente que el que nos propones y, por lo que dices, y por el texto que nos presentas, Oscar, va precisamente en esa línea.
    No obstante, me gustaría hacer alguna reflexión a vuelapluma, para ser fiel a mi ánimo polemizador.
    En primer lugar creo que deberíamos revisar la consideración de que estar en contra de la Logse y, como dices, apostarnos en el victimismo catastrofista con respecto a la degradación de la educación, sea adoptar una postura políticamente incorrecta. En realidad, creo que ya es una argumento tan manoseado y tan usado por todos que ha dejado de tener algun efecto práctico sonre la conducta de, por ejemplo, los profesores. Los profesores que vivieron la época previa a la LOGSE echan pestes del cambio de sistema y, los que no lo vivimos más que como alumnos, nos agarramos a nuestros cuatro folios de apuntes de Platón, tomados directamente de nuestro viejo profesor, para demostrarnos que "nosotros éramos mejores". Hasta el día de hoy no he leído (seguramente por ignorancia) ninguna argumentación seria que achaque directamente el deterioro de la educación al cambio de sistema; ¿qué parte habría que achacarla al cambio social que poco tiene que ver con la LOGSE?. Es más... ¿en qué sentido podemos hablar soin más de "deterioro"? MIs alumnos manejan diez veces más información que la que manejaba yo y son diez veces más impermeables a la manipulación ideológica, precísamente por esta sobrecarga informativa, de lo que ñéramos todos nosotros. Para que un profesor nos convenciera de algo, sólo bastaba con una película, que no tenía por qué ser ni buena, mientras que para convencer a nuestros pupilos es necesario un esfuerzo importante que la mayoría de profesores no están dispuestos a hacer (ni son capaces).
    En segundo lugar; es interesante en el texto la referencia que hace la autora al "etiquetado semántico" en que se ha convertido la educación y la cultura, así como a su clara función axiológica. Con esto estoy de acuerdo, pero también creo que a la vez que el discurso se ha hecho más rígido, también se ha convertido en más inútil. Lo cierto es que la educación LOGSEha intentado crecer como un enorme aparato ideológico que suministre cosmovisiones deseables por esta sociedad; sin embargo no ha previsto la igualmente creciente impermeabilidad de la sociedad, y especialmente de nuestros alumnos, a este tipo de cosmovisiones que, a lo sumo, les suena a discurso moralizante y ñoño.
    Me gustaría añadir una última cosa que concluye un poco lo que he dicho: los profesores y el estado debemos ir dándonos cuenta de que ya se acabó, al menos en las sociedades de la información, la educación entendida como "bildung". A medida que el estado pretenda controlar la "formación" del ciudadano, este intento irá mostrándose cada vez más ridículo. Yo me decanto cada vez más, al menos en lo que se refiere a la educación secundaria, por aceptar una relevancia limitada en la formación ciudadana y competir con las demás fuentes de información por mentener nuestra "cuota de pantalla", pero sin rasgarnos demasiado las vestiduras. Quien no acepte este reto y abrace el mundo del espectáculo se queda fuera.

    ResponderEliminar
  2. Imagino que “La secta pedagógica” irá en la misma dirección que el libro de Rosúa porque, entre otras cosas, pertenecen a la misma colección y son editadas por el mismo grupo.

    Sobre lo que dices de lo relativa que es la incorrección política en este caso te doy parcialmente la razón: es verdad que en petit comité y en conversaciones privadas las posturas críticas hacia la LOGSE, no sé yo si son mayoritarias pero sin duda tienen importantes adalides. Pero lo relevante, creo yo, es la parte propiamente institucional: la COCOPE, el Consejo escolar, Juntas de Evaluación, el Proyecto Educativo de Centro etc. Son estas instancias las que determinan la vida escolar y no las conversaciones de cafetería y aquí la victoria del bando “reformista” es absoluta y no me atrevería a decir que el profesorado que participa en estos órganos de gobierno adopte “la filosofía Logse” por imposición legal, más bien parecen abanderados de la reforma (los mismos que en conversaciones privadas parecen tener una posición crítica o al menos distante). Sospecho que, por un lado, el miedo a quedar retratado como un facha y, por otro, las aspiraciones profesionales, tienen mucho que ver.

    Por otra parte si hay un prejuicio extendido, dentro y fuera del sistema educativo, es que la actual generación carece de conocimientos, actitudes, valores, capacidad de trabajo etc. Si preguntáramos a todas las generaciones su valoración de la siguiente generación podríamos encontrar firmes uniformidades. Siempre ha prevalecido la convicción de que estos jóvenes no son como los de antes, que les faltan valores, que se lo han dado todo hecho… No es esto lo que pienso. (hablo por mí ahora, Rosúa también parece prisionera del prejuicio). Pero la cuestión es esta: ¿los jóvenes de ahora son tan buenos como los de antes a pesar de la LOGSE o gracias a ella? Yo tengo claro que, al menos en secundaria, no los ayudamos demasiado (o precisamente porque los ayudamos demasiado en el fondo los estamos perjudicando)

    En relación al “etiquetado semántico” pienso que el principal problema es la esquizofrenia que genera porque el mundo educativo es uno, con sus conceptos y valores, y el real es otro, que no tiene nada que ver con el primero. Es un cuestión de valentía: como la izquierda no se atreve ( o no quiere, o no puede…) a cambiar el mundo real conforme a sus ideas y valores, se conforma con una revolución ideológica en el sistema educativo. Pero cuando los alumnos abandonan el sistema que les garantiza, por ejemplo, una adecuada atención a su diversidad…¿en qué mundo ingresan? ¿cómo es el mercado laboral al que aspiran a incorporarse? Los estamos estafando.

    Sobre lo último que planteas, pienso que dado el estado actual de la educación, debemos estar satisfechos con que los alumnos tengan acceso a una pluralidad de fuentes de información: si no aprenden en el colegio que lo hagan en otros lugares. El problema está en que algunos conocimientos valiosos, pero que no sabemos que lo son cuando somos jóvenes, (como el latín o la filosofía) exigen una estructura normativa para su difusión. En plata: que si no te obligan, no aprendes.

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. La autora de este libro, que no he leído, se ganó toda mi admiración al escribir un libro magnífico sobre la utopía carcelaria más admirada por occidente en el siglo XX: la China de Mao. Ella viajó en los años 70 allí como profesora de español y conoció de primnera mano el sistema educativo "revolucionario". Lo escalofriante es que, al introducirse en España la LOGSE, advirtió que muchos de sus dogmas estaban directamente extraídos de la doctrina maoísta de la revolución cultural y demás. No es de extrañar, por otro lado, ya que la mayor parte de los teóricos educativos que no procedían del Movimiento Nacional lo hacían del maoísmo. El libro, además de muy pertinente, está muy bien escrito. Se titula "Archipiélago Orwell", y está editado en la misma editorial.

    ResponderEliminar
  4. Recomiendo unos artículos del sociologo Julio Carabaña en la Revista de libros( revistadelibros.com, seccion archivo, poneis su nombre.Es una revista que no tiene desperdicio, como mseguro algunos sabreis).Suele estar muy en su punto, ni catastrofista ni complaciente, crítico con paradigmas pedagógicos, pero no ciego ante innegables avances.Sobre todo no dogmatiza, siempre pone en relacion con los contextos los debes y las virtudes y tiende a comparar con otras experiencias educativas concretas.En definitiva, expone que no estamos tan mal como se dice, que no hay paradigmas universales válidos( en ciertos paises triunfa el curriculo diverso, en otros el unificado, en algunos influye la preparacion del profesor, en otros la organización administrativa.Que fuera de un determinado nivel de gasto, los resultados no varían demasiado por más o menos inversión( y si lo hacen es en aspectos puntuales.que los aspectos legislativos no son demasiado determinantes una vez se asume la universalización y que los aspectos sociológicos, ya sea a nivel macro y micro resultan más determinantes que cualquier Villar-palasí,logse,loce y loe.A lo mejor la educación de hoy es otra cosa...
    En fin, que descontando asuntos de disciplina muy mejorables, yo dudo mucho que la cosa esté ahora peor en cuanto al nivel medio del estudiante, aunque sí lo creo respecto a la excelencia.Ahgora bien si esa excelencia la procura la universidad, aunque con un par de años de retraso, por mi está bien, que ahora se vive más tiempo, es decir que hay licencia para madurar más tarde

    ResponderEliminar
  5. Miraré los artículos Santi, y si puedo los cuelgo en la academia. Me parece muy interesante la afirmación que haces de que "los aspectos sociológicos, ya sea a nivel macro y micro resultan más determinantes que cualquier Villar-palasí,logse,loce y loe". Pienso también en esa línea.
    En la actual "formación" de los adolescentes influye más el hecho de que puedan conseguir cualquier canción o película con un clic de ratón que la más o menos políticamente orientada educación. El Estado tiene una mímima influencia.
    Pero tambien pienso que las mínimas influencias pueden tener máximos resultados; imaginemos que un gobierno o un estilo de política se perpetuara más en el poder de lo que sería deseable. En ese caso, cierto "estilo" que se plasmaría no sólo en las leyes educativas sino, en las de la regulación del trabajo, las penales o cualquier otra, tendría un efecto innegable sobre la sociología que, a su vez, tendría su efecto correspondiente en la formación de los ciudadanos. Es lo que ocurrió, evidentemente, durante el régimen franquista: los españoles de 1978 eran distintos de los españoles de 1936.
    Los psicólogos piensan que algo parecino ha ocurre con la educación que nos dan nuestros padres; Diana Baumrind, una psicóloga americana, descubrió que hay tres estilos educativos (que luego otro equipo amplió hasta cuatro) que son responsables de conformar cuatro estilos diferentes de personas. No consiste en la aplicación sistemnática de ciertas formas, sino en la persistencia en el tiempo de unas tendencias más que otras en nuestros padres, a la hora de tratarnos. Estas tendencias son importantísimas para la formación del tipo de persona que vamos a ser.
    Pues en esta misma línea creo que habría que entender la influencia del sistema educativo en la formación ciudadana.

    ResponderEliminar
  6. “ Mis alumnos manejan diez veces más información que la que manejaba yo y son diez veces más impermeables a la manipulación ideológica, precisamente por esta sobrecarga informativa, de lo que éramos todos nosotros. Para que un profesor nos convenciera de algo, sólo bastaba con una película, que no tenía por qué ser ni buena, mientras que para convencer a nuestros pupilos es necesario un esfuerzo importante que la mayoría de profesores no están dispuestos a hacer (ni son capaces). “

    Joder! debe de estar en mi naturaleza polemizar contigo. Será por la confianza.

    Seguramente es cierto que ahora disponemos de más información. Lo digo porque yo si lo noto. Como tu. Tus alumnos, no lo tengo muy claro. Formalmente es cierto. Pero la saben utilizar?.

    Hijos de amigos mayores que yo, Bachilleres me mandan correos pidiéndome recomendaciones bibliográficas. Seguramente es por la caña que les doy diciéndoles que dejen lo de picotear por Internet hasta que tengan la madurez suficiente. Mis prejuicios son irrelevante porque ellos son más hijos de su tiempo que yo.

    El caso es que tanto para ellos como para nosotros, de verdad para asentar conocimientos, el libro sigue siendo el guardián entre el centeno.

    Lo de que están menos ideologizados lo rechazo de plano, buena discusión si por fin nos vemos, no es que lo tenga claro, es una impresión. Lo sostengo en que es más fácil enfrentarse a una idea que a un flujo disperso que como todos los ríos van a parar al mismo mar.

    Por lo demás me gusta el concepto de permanencia – si lo que permanece va en la buena dirección – que mencionas en tu último comentrario.

    La desafección de los profesores va en la misma linea descendente. No podemos suponer que impostores dan clase, si que algo les hace perder el arraigo con lo que hacen y que es cierto, lo luchan poco. La muerte dulce es demasiado atrayente.

    ResponderEliminar
  7. Alfredo me gustaría polemizar contigo alguna vez, es algo a lo que me acostumbré hace años, pero es que no veo por dónde ya que no me ofreces argumentos.
    Señalas que no tengo razón, pero no alcanzo a ver por qué no. Me das la razón cuando afirmo que nuetsros alumnos manejan mucha más información de la que tu o yo a su misma edad, pero que no saben ultilizarla, aunque tampoco aclaras cuál es la buena y la mala utilización de la información. Seguramente no saben utilizarla como tu la utilizarías dado que, a su edad, te leiste "El guardián entre el centeno" (que para mi gusto es un bodrio) y ellos no. Ellos acceden a internet de ina forma y tu de otra... ¿por qué deberíamos tomar como ejemplo tu propia experiencia y no la suya?
    Yo leo docenas de blogs que crean muchos de mis alumnos y creeme que muchos de ellos les dan mil patadas a los fancines cutres que corrían por los pasillos de la universidad (creo que alguna vez escribiste en alguno).
    Si el argumento es que no manejan la información como si se tratase de libros te doy la razón para quitártela de forma inmediata: es que internet no es un libro, es otra cosa.
    En el fondo, creo que tu comentario va en la dirección de lo que apunta Oscar: los viejos chochos tenemos demasiada tendencia a agarrarnos al "mi generación si que era buena, no como estos malparidos adolescentes de ahora"... no son para nada malparidos. Muchos de ellos te dan mil vueltas a ti y cienmil a mi, como ha ocurrido siempre.
    ¿Que no se han leido "El guardián entre el centeno"? Eso que ganan.

    Respecto a lo del conocimiento como "permanencia" supongo que te refieres al comentario que os hago a ti y a Borja a propósito del artículo sobre el plan Bolonia. Pero tu insistes en haces poesía: ¿qué quiere decir que el conocimiento permanece? ¿que no se altera? entonces ¿deberíamos pasar de explicar la teoría de cuerdas (que cambia cada año) en las universidades de física y volver a explicar a Tales de mileto (pero sólo en la interpretación de Aristóteles, que las modernas interpretaciones también son cambiantes)

    ResponderEliminar
  8. Joder, Eduardo, yo quiero una crítica sobre el Guardián entre el Centeno.Por qué te parece una mierda.Y ya de paso, por qué está tan mitificada entre los literati que mandan ahora

    ResponderEliminar
  9. No soy crítico pero confieso que de adolescente no me enganchó y de adulto (lo volví a leer hace tres años, más o menos) me pareció insulsa. Me parece una historia aburrida construida a partir de unos cuantos tópicos de depresión adolescente. Y la alegoría acerca del poema... un poco burda. Un adolescente que fracasa ante las exigencias mundanas... todos hemos pasado por eso y como descripción no está mal. Yo me fugaba de clase y me iba a los bares del casino justo antes de que me echaran del colegio privado que pagaban mis padres sin demasiado esfuerzo; no soñaba con ser el guardián del centeno pero tenía fantasías sobre la independentzia de Euskalerria o sobre convertirme en un poeta pastor en los montes de extremadura... qué sé yo.
    Es aburrida... ¿hay peor crítica que esta?

    ResponderEliminar
  10. Yo intente leerlo hace tres o cuatro años y no pude pasar de las primeras páginas. Ratifico la opinión de Edu: cuatro perogrulladas, mal escritas, sobre la angustia adolescente.

    Cada cosa hay que leerla a su tiempo. Lo mismo me pasó con el Alquimista de Coelho: es de un candor bochornoso.

    Por eso no he vuelto a leer a mi gurú de adolescente, Hesse, para que no se me caiga la idealizada imagen que conservo de su persona y su obra.

    ResponderEliminar
  11. Hombre Oscar, comparar a Salinger con Coelho tiene delito.A mi también me parece una obra demasiado mitificada, muy deudora de las lecturas universitarias de la generación sesentera.No obstante, le reconozco muchos valores: desde ser el iniciador de la problemática adolescente en la novela occidental( antes no existía tamaña perdida de tiempo) a un lenguaje muy depurado, con un extraordinario oido, imitadísimo después, con modos que reflejan bien la espontaneidad y a la vez la indefinición de cualquier hombrecillo en transición.No es transcendente,más bien resulta melancólicamente banal, todo son sugerencias contadas al descuido y esas pinceladas a vecs están llenas de poesía( los patos de los estanques helados, las figuras de damas cuidadosamente dispuestas...

    ResponderEliminar
  12. A mí me gusta volver a mis lecturas y que pasen la prueba de fuego.Si no lo hacen siempre les guardaré cariño, o al menos aese yo que disfrutó con ellas.Si después me irritan siguen siendo un buen mapa de mi evolución,a veces mejor que cualquier otro hito de una vida.La s lecturas dan tanto una huella del sentido como las trayectorias

    ResponderEliminar
  13. Lo tengo merecido, Santi. No vuelvo a hablar sin conocimiento de causa: no puedo enjuicar la obra de Salinger, apenas leí unas páginas no me resulto interesante y lo dejé.

    ResponderEliminar
  14. Me alegra verte de nuevo polemizando conmigo.

    Veo que no has entendido lo que quería decir, culpa mía seguro, hay que escribir para los demás y no para uno mismo.

    Respecto de los argumentos que echas en falta respecto de la noción de información. Pues para empezar, la información no es necesariamente conocimiento. Estoy de acuerdo y celebro que el avance de las tecnologías posibilite esta gran herramienta que es Internet y todo lo que conlleva. El problema que veo es que se fía demasiado a que con ello está todo dado y no es así - ya digo Clinton que con llevarlo a África se acababa con el hambre - Me gusta la física, espectro del conocimiento del que soy absolutamente analfabeto. Puedo picotear en Internet y lo hago a veces, pero sin ningún sentido más allá de la curiosidad. Lo poco que se ha repuesto a mi ignorancia lo dan las conversaciones con amigos entendidos en la materia y sus recomendaciones bibliográficas con las que me manejo con más pena que gloria pero que satisfacen esa frustración. Esto puede posibilitar que luego me mueva mejor por Internet y supuren las heridas que su ingente explosión que es la des-información, causan en mi incompetencia.

    (A parte - Es maravilloso que tus alumnos escriban en blogs, que gran posibilidad de expresar de manera pública lo que les peta. Yo lo hacia en el instituto por medio de una revista que editábamos a cuenta de quedarnos todo el día en el centro. Lo hubiera hecho por medio del blog si hubiera tenido la posibilidad, ¿no lo estoy Haciendo?.)

    Por ello decía que el libro, por el momento sigue siendo el guardián – lo del centeno, rememoraba secundariamente el libro de Salinger porque venia bien por aquello de la desmesura de los campos de centeno entre los que te puedes perder si no sabes el qué, el adonde y porqué -. Dado que tu error ha avivado una nueva polémica te diré que me parece un libro estimable pero no uno de los que pondría en mi canon.

    Por lo que toca a la permanencia es algo que veo claro, no se puede ser innovador, superar lo peor del pasado, avanzar en el conocimiento, tener conciencia libre respecto de nuevos dicterios si no es por o contra el pasado y para ello hay que conocerlo. ¿Crees que estoy de acuerdo con el dualismo platónico?, más bien no. ¿Crees que podría ser materialista perdiéndolo de vista?, más bien tampoco. Ex nihilo nihil fit.

    Al pie - Si no tenemos idea del conocimiento precedente no sabremos si cuando nos cuentan la teoria de cuerdas seguimos sin salir del vetusto campo de la Metatafísica.

    ResponderEliminar
  15. Se me ha pasado comentarte lo de los viejos chochos. Para que veas lo descaminado que vas, a veces echo en falta en mi generación - empezando por mi - chochos menos complacientes que los pretéritos. Los nuevos lo tienen fácil ante la dejación de los que conocen o piensas que chorrean por otra causa.

    ResponderEliminar
  16. Sigo teniendo un problema contigo Alfredo: no entiendo lo que escribes. No sé por dónde vas. Evidentemente no te entendí en tu anterior entrada, pero es que creo que tampoco entiendo lo que dices en esta. Aún así haré un esfuerzo hermenéutico.
    Veo que te situas en la opinión habitual de que "la información no es conocimiento". Yo he pensado mucho sobre esta cuestión y estoy convencido de que no hay ninguna diferencia entre una y otra. En ambos casos hay una transferencia de lo que la Teoría de la información llama "bits" y en ambos casos se consideran dos planos: el de la transferencia de los bits y el de la codificación y decodificación del mensaje (en cristiano: lo que se dice y cómo usar lo que se dice). Entiendo que los que clamais al cielo asegurando que "la información no es ocnocimiento" lo único que estais verdaderamente señalando es que hace falta no solo la información transmitida, sino también un manual para usar esa información. Pero es que el caso es que el "manual" se da en todos los casos. El problema es, por tanto, no el hacho de que no sepan qué hacer con esa información, sino que NO HACEN CON ESA INFORMACIÓN LO QUE TU DESEARÍAS. Por tanto, el debate debería girar hacia preguntarnos cuál es el "buen" uso de la información en donde adivino que tu crees fundamental la existencia de un profesor de filosofía.
    La presencia del profesor de filosofía orientando sus vidas ya la tienen, igual que la tenías tu. Pero ellos tienen, además, un acceso a canales de información (y por tanto a su manejo) mil veces superior que el que tenías tu o yo. De hecho, si nos ponemos pejigueros, te puedo nombrar algun estudio que leí en mi libro de evolutiva que apuntan en la dirección precisamente de que los adolescentes de hoy presentan mejoras cognitivas con respecto a los que éramos tu y yo, algo que coincide con mi idea de que a estos críos es mucho más difícil darles gato por liebre que a nosotros.

    Respecto de la permanencia y de ese reclamo de conocer el pasado me parece un argumento bastante simple por lo obvio. La investigación, como sabrás, no se hace NUNCA a partir de un borrón y cuenta nueva, sino a partir de posturas previas que suponen a su vez otras tantas posturas previas (estro lo aprendimos en la carrera con Khun o Feyerabend como recordarás). Siendo así reivindicar "lo que permanece" o "lo que perdura" como esencia de la univeridad me parece simple poesía (si es que no es el caso de que defiendes una universidad estilo medieval). Si quieres reivindicamos también que en la universidad haya oxígeno, fundamental para que los universitarios respiren...

    ResponderEliminar
  17. Daniel Perucha cursa actualmente segundo de bachillerato en un instituto de Guadalajara. El año pasado hacía primero en uno de Benidorm.
    No creo que desmerezca en nada a ninguno de los alumnos que éramos nosotros hace quince años; es más, en muchos casos, como es el mío, me habría dado sopas con onda...
    A los dieciocho es capaz de llegar a conclusiones a las que yo llegué diez años después. Y como muchos de los de su generación, es capaz de cazar cuando un profesor se la está dando con queso.

    Un ejemplo: La Anti-Euskadi

    ResponderEliminar
  18. Amén,Edu. Cómo pasa el tiempo. Un abrazo para Peru.

    ResponderEliminar