Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

jueves, 19 de abril de 2012

Filosofía y política.
Borja Lucena Góngora

Esta semana, feacios, he presentado por fin un proyecto de tesis doctoral. No quería dejar de decíroslo. Como casi todas las tesis doctorales que conozco, no dejará de tener un título rimbonbante: "Hannah Arendt. La crítica de las ideologías como crítica de la filosofía política".

La intención que tengo es desarrollar una precisa idea que encontré leyendo a Hannah Arendt, y que después he ido reconociendo en otros autores de lo más variopinto. El mes pasado, por ejemplo, leí a Safranski sobre el romanticismo, y ahí estaba; también Gregorio Luri, que vino a Soria a hablar sobre Leo Strauss, apuntó decididamente a lo mismo y evocó a Maimónides. Como suele pasar en estos casos, no hago más que encontrarme por todos lados con lo que estoy buscando, pero he tardado mucho en darme cuenta de ello.

El núcleo del asunto es el siguiente: hay un cortocircuito entre la filosofía y la política, una tensión inicial , quizás insuperable, que ha llevado a los filósofos a dirigirse secularmente a la política no con los ojos del político, sino con los del "amigo de las ideas". Desde Platón, y exceptuando ocasiones honrosas, el filósofo ha pensado la política como una "filosofía por otros medios", ha pretendido asimilar lo políticamente realizable a lo filosóficamente representable, ha procurado reordenar lo político en torno a categorías capaces de plasmar en su seno, no la fragilidad e incertidumbre que le son propias, sino la estabilidad y permanencia propias de los objetos del pensamiento. ¿Dónde se localiza la imposibilidad que la filosofía muestra a la hora de dar cuenta de la acción y la política? ¿Por qué la filosofía, desde su emergencia en la antigua Grecia, crece de espaldas a la realidad de la experiencia política concreta y sólo la toma en cuenta con el fin de borrar sus rasgos característicos, sustituyéndolos por los familiares al pensamiento filosófico? Esas son preguntas que tendré que intentar responder. De alguna manera.

Las ideologías políticas contemporáneas son, en el sentido apuntado, proyectos filosóficos de renovación radical de lo político, pero, en rigor, no son proyectos políticos. Sólo hay que mirar a Marx. O a la tecnocracia ambiente. Aquello a lo que aspiran es a una eliminación de lo específicamente político, marcado irremediablemente por la ambivalencia y la inestabilidad; lo que recogieron las ideologías contemporáneas de la filosofía tradicional, aunque bien es verdad que en una nueva y terrible forma, es la ambición de alcanzar una política exenta de los riesgos de la política. Comprender la amenaza que presentaron -y todavía presentan- las ideologías hacia la esfera de la política quiere decir, entonces, trazar una narración que permita descubrir en el nacimiento mismo de la filosofía política una tensión constitutiva y perdurable entre la filosofía y la experiencia política, una incapacidad generalizada del pensamiento filosófico para asumir la diferencia pregnante en lo político, así como un proyecto análogo de reconstruir la común vida humana como un campo racional, lógico, organizado.

Casi nada.

10 comentarios:

  1. Enhorabuena por la tesis, Borja.

    Muy interesante todo, estamos a la espera de más entregas. Apunto dos cosas, nada más.

    Cuando te refieres a las ideas que encuentras aquí y allá no puedo dejar de recordar ese texto de Nietzsche donde viene a decir que si escondemos algo en un matorral y después nos ponemos a buscarlo es normal que lo encontremos. Lo que quiero decir es que esa idea que encuentras hace tiempo que vienes expresándola en este foro: es tu idea. Entiendo que el orden bien pudiera ser al contrario: primero tienes una idea sobre la política y las ideologías y encuentras en Arendt, Safranski, Strauss, Luri etc reflexiones paralelas y compatibles con la tuya. No digo esto como una crítica, al contrario, es como la conocida paradoja del Teeteto: si no conocemos lo que estamos buscando ¿cómo saber cuando lo encontramos?

    Por lo que entiendo no pretendes ir contra esta u aquella filosofía política, sino contra toda filosofía política y esto no lo veo claro. ¿No es filosofía política lo que tú haces? ¿no cabe una filosofía política que reconozca la indeterminación e inestabilidad de la vida política como hace la misma Hannah Arendt? ¿identificas ideología y filosofía política?

    Saludos

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  2. Pues me alegro, hombre. Un abrazote y a ponerse a estudiar.

    Por otro lado, la leche, otro zarpazo a la filosofía, al final va a ser cierto que a los filósofos no les queda otra que volverse a lo presocrático. En cuanto se os acabe la crítica, al tonel...

    Lo dicho, un abrazote a todos.

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  3. Leyendo a Jorge Aleman (un psicoanalista que trabaja un puente entre Lacan y Heidegger) encuentro algo que tiene que ver con esto que trabajas en Hanna Arendt, algo que está en Heidegger y en Lacan. Cito: "Hanna Arendt indica que lo único nuevo que introduce la modernidad, con respecto a lo que Aristóteles plantea en su Política, es precisamente el totalitarismo" (totalitarismo es lo que en Heidegger toma el nombre de "época de la técnica consumada", en Adorno "Organización total" y en Lacan "discurso del amo capitalista".

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  4. Para responderos> se ha vuelto loco el ordenador y las teclas no corresponden con la funci'on que debieran. Esto + debiera ser una interrogaci'on, esto * un par'entesis, y las tildes, como veis, salen decolocadas.... +Pod'eis ayudarme+

    Borja

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  5. Me he puesto al teclado de otro ordenador. De todos modos, si alguien me puede decir cómo reconfigurar el trastornado, os lo agradeceré.

    Óscar, tienes razón en que, dicho de modo tan grueso, quizás sea difícil de entender. Cuando hablo en genral de "filosofía política" me refiero a lo que, también según Arendt, es aceptado tradicionalmente como tal; en realidad sí que podemos encontrar filosofías cercanas a la realidad de la acción política y su consistencia; Arendt habla de Cicerón, de Montesquieu, de Tocqueville o Maquiavelo, pero se trata precisamente de "filósofos" no reconocidos como tales por la tradición filosófica, expurgados y expulsados a los márgenes de la historia de la filosofía. Lo que es aceptado como "filosofía política" es más bien a la línea que une a Platón con Marx, y a la crítica de esa filosofía política aceptada con exclusividad como tal me refiero.
    tampoco quiero decir que la filosofía política sea lo mismo que la ideología. Para Arendt, sin embargo, lo que sí es cierto es que la desarticulación de las categorías de la política que llevó a cabo aquélla filosofía política canónica es el humus del que emerge el intento ideológico de reformular completamente el espacio de lo político para inaugurar una nueva era radicalmente nueva. La diferencia esencial es la actitud "práctica" de las ideologías, la inauguración, digamos, de una filosofía que interviene decididamente en los asuntos del mundo político, y no se limita a "pensarlos". En la tesis número 11 sobre Feurbach, de Marx, puede contemplarse ese tránsito de una a otra cosa, y por esa razón Arendt adscribe a Marx el lugar de gozne entre la filosofía y la política: culminador de la filosofía política tradicional y, a la vez, superador de su autolimitación práctica a la esfera del pensamiento.
    Por último, la filosofía pollítica que acepta la fragilidad, la inseguridad y la ambivalencia de lo político existe, pero casi nunca ha recibido ese nombre por parte de los filósofos; hay que buscarla no en Platón, Tomás Moro, Hegel o Marx, sino en Maquiavelo, Tocqueville, etc.

    Un abrazo

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  6. Me parece muy interesante todo el asunto Borja,pero creo que el debate que planteais Arendt y tu es hijo de la experiencia totalitaria, así como de una visión de la filosofía sistemática como nucleo del problema.Me parece a mi que hay filosofos politicos nada alejados de la vida practica( la mayor parte de los liberales) ni de la realidad tangible.Que aveces apelen al deber ser en vez de a la ambivalencia sólo deja traslucir sus interes en la posición de poder, no es que quieran alejarse olímpicamente de la realidad y refugiarse en el mundo ordenado e inmóvil.En mi ignorancia de Aristóteles, no veo yo al estagirita como alguien refugiado en el puro pensamiento, aunque sus categorías metafísicas hayan valido para un roto y para un descosido, pero en cualquier caso han sido las más influyentes hasta la Ilustración.La cuestión es saber para quien escribe el filosofo cuando trata de política y cuales son sus intereses en el asunto.La política es el reino de lo contingente, la ambivalencia, lo frágil, pero también de lo inmutable, de lo estable, de lo ideológicamente consistente,de la tradición, de lo incuestionable.Sólo es sociedades abiertas medianamente es cuando tiene lugar la interacción entre agentes y gobernados, donde la interacción del discurso político , la opinión pública y la actitud de los mandados tiene algún efecto sobre los que detentan el poder.Y aún así, observa como perviven las grandes ideas, paradigmas en los ultimos tres siglos: derechos naturales, separación de poderes, propiedad, capitalismo, contrapesos, etc, que practicamente ya han suscrito el fin de la historia.
    Es cierto que la Utopía sí que parece adecuarse a tu propuesta.Miguel Catalán tiene un libro que te puede resultar de mucha ayuda, creo, se llama El prestigio de la lejanía y hace un repaso de toda la tradición utópica vinculandolo a las infancia dificiles de los filósofos o profetas.Aún así, creo que se sobreestima el sesgo de apartado del mundo de Platón y los utopistas.Responden también ante una realidad pura concreta, la de que no les gustaba su mundo, y poéticamente inventaban un mundo del que surgía una posibilidad de mejora, ensanchando los límites de la realidad .Yo no creo que Platón se creyese sus República y mucho menos sus Leyes, eran literatura para ir sembrando ideas, la principal ,la más amada por los ilustrados, la de que gobiernen los sabios( tecnocratas) y eduque el estado es una realidad de nuestro tiempo.También resulta conmovedor como Platón se lanza a la arena política intentando que los reyes se empapen de filosofía: No conmovedor por el hecho en sí tan vergonzosamente contemporáneo, tan criminal y tan ingenuo, tan hipocrita siempre.Me conmueve en el filosofo ateniense sus sufrimientos y su convicción ética, porque tal vez intentando que un mandamás obrara con cierta ética y preparación su vida de juntaletras no habría sido del todo en vano.También sospecho que en la genealogía del totalitarismo son más nitrogenados los humus de Rousseau que los de Platón, Hegel o Marx, que no niego su poder nutricio.
    Para acabar, la politica se hace desde la materia.No se puede hacer sin la economía o desde ella.Otra cosa es como la enfoques, pero el poder, por definición está siempre entrelazado en la economía, la ideología y los instrumentos de poder, son las tres paatas impepinables y la silla se cae si una falta, o falla.No es obsesión tecnocrática, ni ideologica; es capacidad para actuar y por eso se intenta parar la sangría

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  7. Javi, Edu, Santi:

    gracias también por vuestros comentarios, realmente apuntan a cosas problemáticas que, en relación a este tema, es imposible no plantearse.

    1) la cuestión de hacer una crítica de la filosofía que no sea un simple tachar para volver a empezar de cero, como si pudiésemos situarnos de nuevo en el abiero horizonte de los presocráticos
    2)El hecho de que el totalitarismo es, realmente, algo nuevo, es decir, no se puede DEDUCIR de ninguna tradición anterior, y, por supuesto, tampoco de la filosófica. Ni Platón ni Marx son filósofos "totalitarios", porque el totalitarismo es un fenómeno que no tiene existencia antes de su existencia.
    3) Es cierto también que Aristóteles no se puede mantener dentro de la tradición política platónico, y que su influencia es innegable en buena parte de la filosofía política. QUizás una clave esencial en esto es su abandono por parte de la filosofía moderna. Claro que hay pensadores políticos, como dice Santi, pero, ¿cuántos de ellos son considerados filósofos serios por parte de la filosofía "continental"?

    Un abrazo a todos

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  8. Borja, tengo entre las manos un librito de Victoria Camps, bueno, una colección de estudios titulado Ética, retórica, política (Alianza Editorial), y leyendo el prólogo me ha recordado en algo a lo que aquí se escribe..., por ejemplo:

    "Es la tesis que propuse en 'La imaginación ética': puesto que la razón es impura, la ética ha de ser imaginativa [...] La función de la filosofía de la moral ha de ser, creo, abordar la distancia irremediable entre el principio universal y la singularidad del conflicto [...] En los capítulos que siguen, intento, pues, acotar el espacio de la ética como el lugar de la tensión entre la perfección y la armonía, que desconocemos, y el desorden y desconcierto en que nos encontramos".

    He hojeado el librito y, a lo que veo, no cita ni una sola vez a Arendt, pero sí a todos los demás desde Platón a Rorti, así que lo mismo no te sirve a no ser como sospechoso silencio.

    Bueno, al menos Victoria Camps, por lo que parece, ha decidido embarrarse los pies en el lodazal político (enfundada en su ética imaginativa, supongo).

    Un saludito

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  9. Estimado: he llegado aquí de casualidad, y veo por las fechas que un poco tarde... yo creo que en esa articulación (o falta de la misma, depende como se mire) podría serte útil leer a Carl Schmitt. Fue un pensador realmente controvertido y controversial, y estoy de acuerdo con quizás, esté más en la línea de Maquiavelo y Tocqueville que de los filósofos, digamos brutamente, "tradicionales". Pero vale la pena leerlo. Eso sí, con los reparos del caso; en última instancia, podemos, como señala Chantal Mouffe respecto Scgmitt, “aceptar perfectamente sus puntos de vista sin acordar con las conclusiones a las que él arriba”.

    Si necesitas material de él, contáctame. Quizás algún día yo necesite algo de lo que tu haces.

    Diego (Argentina) - flaherty.diego@gmail.com

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