El PP intenta, sin demasiado éxito, salvar los muebles después del paso del huracán Gürtel, el PSOE aprovecha para meter el dedo en el ojo en relación con el mismo tema y, por otra parte, loa la gira planetaria de nuestro amado líder que deberá concluir, de manera necesaria, con la Paz en Oriente próximo y, mientras tanto, un humilde servidor se sobrecoge ante una noticia a la que no se le da, según mi punto de vista, la suficiente relevancia: la comisión europea sostiene que en España, de seguir así, peligra el sistema de seguridad social (las pensiones y la sanidad). Los datos y porcentajes son muchos y variopintos, pero el argumento básico es tan sencillo como contundente: el gasto público crece muy por encima de los ingresos.
Ante tan sombrío panorama caben dos variantes de la “táctica del avestruz”:
a) Se trata de un problema global generado por la crisis que tenderá a solucionarse a medida que esta pase. Falso. Por dos razones: la primera es que el principal problema para la sostenibilidad de las cuentas públicas es el progresivo envejecimiento de la población y segundo, la globalidad del problema no es tan general como se nos quiere hacer creer. Sin ir más lejos, en Europa, Portugal y Rumanía han mejorado sus cuentas (en relación con 2006)
b) Se trata de un informe tendencioso elaborado por burócratas neoliberales enemigos del gobierno socialista. Pues tampoco. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión es el socialista Joaquín Almunia.
Yo no sé cual es la solución a tan serio problema pero me encrespa que nuestros representantes no encuentren digno de su atención este asunto y, sin embargo dediquen su tiempo a cosas tales como: el viaje del Zapatero, el patrimonio de los ministros, y, sobretodo, a sacar tajada o escabullir el bulto en el nauseabundo “caso Gürtel”
Óscar: Me parece que apuntas a un problema al que,quizás, sólo hemos empezado a enfrentarnos, y no es otro que la constatación de la bancarrota del sueño `político de erigir un sistema que funcione por sí mismo de manera automática. Necesitamos las acciones de los hombres concretos y existentes, y cuando se apodera de una sociedad la certidumbre de que las cosas funcionan solas -de que, por ejemplo, es indiferente qué tipo de políticos se encargen de satisfacer su marcha cotidiana- las cosas demuestran que dependían de lo que se hiciera con ellas para seguir vivas.
ResponderEliminarSeguramente ahora que las cosas se ponen difíciles nos damos cuenta de que la organización política sólo accidental y temporalmente puede pensarse como una maquinaria, como un mecanismo cuyo movimiento es indiferente a las acciones que los hombres emprendamos. La política es la concertación de acciones en un espacio común, y al haber asignado la capacidad de acción sólo a los políticos -habiéndonos retirado los demás a nuestras "ocupaciones privadas"- ese espacio público se tambalea, decrece y termina por morir.
Ahora que la política es sólo cosa de políticos se manifiesta con apremio su indigencia y su penuria. Se manifiesta que, dándosela a los políticos profesionales, hemos condenado a la política a desaparecer, y nos contentamos -como quien se contenta con migajas- con esos sucedáneos de política que tú nombras.
Sería hora de recuperar la política quitándosela a esos profesionales del mercadeo y la sandez, y devolverla al "zoon politikon" -a todos- que es a quien pertenece.
Saludos
El problema es que tenemos políticos mediocres e incompetentes. Este gobierno espera que las cosas mejoren por sí solas arrastrados por las mejoras de países como Alemania, y mientras tanto capean el temporal como pueden. Lo de la lamentable situación del PP les ha venido "niquelao".
ResponderEliminarUn sistema que funcione por sí solo, como apunta Borja, es más una ilusión del liberalismo que un proyecto de la izquierda. La izquierda por lo general concibe al estado como el Dios de Malebranche, que constantemente mete la mano en todo para que funcione. Por eso resulta tan ridículo el papel del gobierno de Zapatero: por un lado meten la mano en todo aquello que pueden meterlo y por el otro la esconden, espeando que el libre arbitrio de los mercados internacionales les saque del atolladero. Marxismo liberal...