Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

martes, 15 de junio de 2010

De la tipificación como "artificialidad" en oposición a la idea "naturalizadora" del mundo.
Carlos Suchowolski

(Nota aclaratoria: Adelanto para su discusión en este foro de la parte más teórica de un post en preparación previsto para mi blog personal y que forma parte de mi novena entrega sobre el particular. Entiendo que esto ha estado saliendo una y otra vez aquí al menos desde que he comenzado a conocer este sitio.)

La marcha del mundo (humanidad parte y mediante) se me presenta como una sucesión de estados emergentes y concatenados como eslabones que se fueran engarzando en la medida en que se crean. Esa marcha (o progreso dicho en el sentido que se emplea cuando se describen las reacciones químicas) me da la idea de un proceso de creación constante, sucesivo, compulsivo incluso, autocatalítico, que cada vez me parece más ajustado llamar de artificialidad; un proceso que al mismo tiempo va considerándose natural por sus actores a la vez que víctimas. en diversos grados (¡y hay grados que han alcanzado el horror!), va, en fin, aceptándose, asimilándose, adoptándose, instituyéndose como... objetivo e incondicional.

Asumir que el proceso produce artificialidad en lugar de aceptarlo como parte del desarrollo natural tiene a mi criterio varias ventajas de cara a la construcción de una narrativa más ajustada, al menos hoy en día, para dar cuenta de lo que nos rodea y de lo que sucede en este entorno; una narrativa más capaz de dar cuenta del proceso detallado por el cuál estamos, cada uno de nostros, haciendo aquí lo que hacemos, hasta cierto punto lo que sentimos desear o lo que consideramos que podemos hacer y nos atrevemos a intentar, lo que se nos impone y lo que combatimos...

De algún modo, podría parecer o ser acusado este enfoque de retrógrado una vez que el dominio (relativo, histriónico diría) de La Ciencia pareciera haber eliminado la barrera idealista que la metafísica clásica estableciera entre lo que autodefinió como propiamente humano y el resto del mundo material o de la naturaleza. En cierto modo es un retorno, pero no un retroceso;y es que dudo mucho que el ser humano pueda hacer otra cosa que no sea una repetición. Sin embargo, en este caso, creo que debería ser considerada de una vuelta más libre aún de implicaciones metafísicas que las que el cientificismo haya podido adjudicarse en vano...

Así, prefiero la alternativa de narración que presenta cada paso de ese proceso como de creación de artificialidad que como producción de hechos naturales.

Esta manera de intentar explicar nuestro estar en el mundo y nuestra marcha, que es lo que en el fondo nos afecta a cada cual a su modo... tiene de entrada una consecuencia interesante: diluye hasta el límite de la extinción la vieja idea de necesidad -subyacente a los intentos de naturalización/divinización de lo humano- en pro de la sistemática institucionalización artificial de cada estancia sucesiva activa; institucionalización que yo atribuiría a la propia eficacia de la marcha, a los logros considerados tales en tanto se convierten en estables, al hecho de que toda construcción humana aparece como buena para la supervivencia y por ende necesaria en la misma medida en que se estabiliza y representa una garantía hasta el momento imprevista, nacida de la prueba satisfecha.

No se trataría sin embargo de productos contingentes, debidos a eso que se llama azar del mismo modo que el espacio vacío se llamara éter para que sostuviera la teoría ondulatoria... No se trataría de fenómenos libres de concatenaciones o relaciones de causa que surgirían sin ton ni son, tan justificables de ese modo unos como otros... No, aunque tampoco de la presuposición de una como otra predisposición, plan o diseño preexistente establecido en el reino de la Eternidad o proveniente del fondo de los tiempos o desde cualquier otra representación del absoluto que pueda ser imaginada (La Caverna platónica incluida). No, se trataría de un resultado consecuente y si se quiere colateral de la propia construcción que, en cuanto logra algún grado de estabilidad y permanencia, ligadas ambas a una cierta satisfacción a la pereza, a la comodidad, a la debilidad intrínsecas del ser humano, reclama para sí la justificación incondicional, el carácter de verdad absoluta e incuestionable como forma de reconocimiento de uno de más de un resultado posible... aunque del que se ha dado. Algo que el ser humano tiende por lo visto de manera inevitable a mistificar y a registrar por medio del discurso y de las normas... idiosincráticamente, por ser el modo de operar de su facultad de conocer, por serle inevitable o impuesto como medio de salubridad del mecanismo, etc., esto no es algo que necesitemos contestar.

En síntesis, la conquista de un estado de supervivencia estable, garantizado en primera instancia en el tiempo (la propia adopción lo afirma y sostiene), sería lo que, simultáneamente, hace del resultado un éxito y un valor.

Así es como creo que funciona esto, es decir, la marcha del mundo habitado por la humanidad o del mundo con seres humanos. Esta es a mi modo de ver la manera en que se mueve de manera cada vez más compleja el mundo como sociedad humana; una manera que me parece justo denominar artificial en tanto creación imaginaria en contraposición a las emergencias naturales que se estabilizan y reproducen sin legitimación argumental, sin tabúes ni incentivos morales, cosas que sólo pudieron devenir tales con la aparición del ser humano o si se prefiere de un determinado grado de conciencia, lo que no puede dejar de ser considerado como el paso a nueva dimensión real pero específica, que en el discurso debe volver a ser entendida como no-natural, como artificial, como propiamente humana. como creación humana inevitable... aunque para nada, por este motivo o en nombre de ello, como algo sobrenatural, nacido de otra cosa que el proceso natural previo y persistente en el que y del que hemos emergido, en el que nos hallamos sumergidos, en el que estamos y del que nos apropiamos para seguir siendo...

Es sintomático que todos los discursos tiendan a negar esta única manera posible de insertar la Historia humana en la de la Naturaleza. La "naturalización" que aparece como la contrapartida del idealismo y la inversión de la Creación Divina como Creación Humana (deux ex machina), no llega nunca hasta el extremo de aceptar que todo, vehículo y contenido del discurso, sea un producto individual que no puede nacer de forma genérica, modélica, conceptual o absoluta, al margen de que el hecho de que nazca sin duda refiere a algo común... que no va mucho más allá de la propia emergencia, es decir, que no tenga una función. Aparte de que "naturalizar" no puede dejar de ser un acto de La Razón que le otorgaría (o devolvería) su carácter a La Realidad (donde la habría descubierto, desenterrado, y restituido luego).

Oh, sí, no hay nada que prefiera el ser humano como tener el mundo enmarcado por un principio y una perspectiva, como hizo al pergeñar, por ejemplo, el Génesis... Así es como, por dar otro, se describe el capitalismo como como si hubiese empezado un día del estilo de aquel momento cero en el que se situara a Dios repentinamente deseoso de poner en marcha el mundo... haciendo repentinamente concretos los sueños que le vendrían a u ocuparían su mente eterna.

8 comentarios:

  1. Creo que es importante subrayar la ausencia de un principio natural en la historia, de un sentido y una necesidad en el transcurrir de las cosas mundanas. AUnque no te guste el término "contingencia", Carlos, creo que la ausencia de un orden natural de las cosas históricas nos habla de un acontecer contingente (lo que no es lo mismo que la casualidad o el mero acaso: está claro que nos ponemos fines en nuestras acciones).

    (Por otra parte, te transcribo aquí un comentario destinado a tu texto sobre el islam y demás de "Una nueva conciencia"; resulta que -no sé por qué- la informática no me permite colgarlo en tu página:

    Hola:
    La inutilidad práctica de la ideología se refiere a los valores materiales, no a los simbólicos. El caso clásico es el del exterminio judío de la II guerra mundial: en vez de sacar fruto de los seis millones de judíos trabajando como mano de obra esclava, los nazis dilapidaron ese potencial económico en las cámaras de gas. El exterminio fue caro, obstaculizó las operaciones militares (porque tenía prioridad con respecto a ellas, como subrayó Himmler)... Esa inutilidad -que señala que no es la economía la única ni, seguramente, más importante, directora de los asuntos mundanos- es un rasgo inesquivable de lo ideológico: el derroche de lo material en beneficio de la idea. Lo mismo podría decirse de la matanza de miles de fieles comunistas en las purgas de los treinta.
    Carlos: no estoy contigo en que la ideología no sea un asunto popular. Otro asunto es que sea creada por esa misma masa popular, que no lo es. Su inspiración es filosófica de forma evidente y se presenta como una filosofía para el pueblo. SIn pueblo la ideología es sólo una fábula o una ensoñación filosófica estilo la "Utopía" de Tomás MOro, sólo al extenderse a amplias masas de población adquiere el carácter de ficción operativa.
    No sé por qué el reproche de "racionalista", prefiero sólo observar algunos hechos: ¿cómo entiendes que la ideología no sea cuestión de masas? ¿Cómo entiendes entonces las grandes ideologías del siglo XX, nacionalsocialismo y comunismo bolchevique?

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  2. Gracias Borja, pero esperaba más para este post... ¿o sólo cuestionas mi cuestionamiento de la "contingencia" como "ente? Pues diré algo más al respecto y algo sobre lo que apuntas para mi entrada en UNC sobre el "tema islámico-judío" (te paso tu comentario a mi blog y ahí repito la respuesta... je... para que conste como era tu intención y es pertinente).

    Contingencia: lo ampliaré en breve como señalo, pero me gustaría que intentaras una ontología de ese "ente" tan "socorrido" para el agnosticismo, el realtivismo, y toda variante de idealismo/racionalista... sin caer en pura metafísica de últimas causas o sea... pura mística. ¿Dónde está el "azar", qué "fuerza" es? ¿No ves que es sólo un refugio imaginario de índole metafísica para encubrir la impotencia de quienes no renuncian a la "existencia" igualmente metafísica de "la verdad absoluta" (Razón mediante) y que dicen con Kant y con Wittgenstein: "no es nuestro problema" y "ya se mostrará"... dejemos eso y... "seamos disciplinados trabajando" (desarrollé esto en otra parte y volveré en breve)?

    El hecho de que "emerjan" sistemáticamente cosas en mayor o menor grado "imprevistas" y/o "imprevisibles" no tiene por qué atribuirse a una "casualidad esencial" (sinónimo de azar)de la naturaleza sino a leyes en todo caso fractales y a una mecánica de tipo inercial (las cosas escapan a carriles predefinibles, desbordan de cualquier presupuesta "perfección", etc.) además de no ser humanamente "abarcables". Es una carácterística de la producción de los hechos dentro de la que está circunscrito el pripio ser humano... Esta sí es la idiosincrasia observable y evidente de la dinámica real... Habría un condicionamiento relativamente circunscribible y no "puro azar" ni siquiera "parcial" (algo sí, algo no... lo que costaría explicar).

    (sigue...)

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  3. (resto...)
    En cuanto a la cuestión judía, dices en síntesis: "el derroche de lo material en beneficio de la idea". Bueno, lo que dices, si lo dijeras en base a algo general, acabaría incluido en mi concepto de "artificialidad" o "creación e institución del imaginario social" de lo que vengo hablando en mi blog y en este post sin haber terminado de perfilarlo lo bastante. Pero me da (si no me equivoco y ya me lo dirás) que tratas este asunto de un modo específico o parcial, en todo caso aplicado a lo "útil"/"superfluo" tomado desde una óptica dada que, obviamente para mí, es la del "imaginario dominante" (con todas sus variantes ideológicas), óptica a la que das un carácter "absoluto", "incondicional" apriori. Esto yo pienso que es tendencialmente inevitable, pero no "absoluto": valorar "lo productivo" como haces para calificar de "útil" o "inútil" algo es... ideológico. Yo creo que el hombre greco-occidental (no "todos" ni "siempre") hace lo que hace con una u otra justificación (que en tanto sea variabilísima o tacticista pierde toda posible referencia ideológica) pero no "por una idea" sino por "conservar" su estatus social o mejorarlo a veces a cualquier precio con la cobertura de "ideas" o sólo de "slogans" (cada vez más en estos tiempos). Y esa manera de ver la cuestión judía me parece no sólo estrecha y peligrosa sino tergiversadora: los nazis no son "poco prácticos" por no "usar esclavos a la vieja usansa" como si se pudiera hacer en el actual mundo industrializado donde "la esclavitud" no rinde. Eran otros los parámetros del poder nazi y como mínimo una expresión de la irracionalidad de la marcha del mundo y de la creatividad imaginaria del género humano. Es como la Inquisición que se desata con una justificación "a la mano" (se busca entre lo ideológico si quieres, pero no se sostiene una cosmovisión ni mínima) para extraer meros slogans propagandísticos... Como ves, sigo distinguiendo ideología de campaña de marketing...
    Trata de alejarte un poco de la terminología acostumbrada y prueba reenfocar las cosas a ver si no te sirve mejor para el análisis.
    Un abrazo y gracias.

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  4. Me quedó contestar a esto: "No sé por qué el reproche de "racionalista", prefiero sólo observar algunos hechos: ¿cómo entiendes que la ideología no sea cuestión de masas? ¿Cómo entiendes entonces las grandes ideologías del siglo XX, nacionalsocialismo y comunismo bolchevique?"

    Ya te dije otras veces: las ideologías son cuerpos doctrinarios diferentes de muchos otros conjuntos imaginarios (como la Torá o el Corán que fabrican "otros"), son los discursos fabricados por los intelectuales o seudo-intelectuales. El comunismo de Marx (intelectual por excelencia) se redujo cada vez más hasta convertirse en pura referencia hueca llamada incluso y por fin "marxismo-leninismo-stalinismo" y "maoismo" (con sus diez "pensamientos de Mao" que a su vez fueron otra capa referencial sin otro valor que el signo, la marca). Los intelectuales construyen cuerpos doctrinales... las burocracias gobernantes o las camarillas en lucha toman las referencias como marcas simples, al servicio de la diferenciación elemental del "buenos" y "malos". ¿Qué ideología hay en esto? ¿La hay en la publicidad del Banco de Santander que menciona la crisis para sacarle partido inmediatista, táctico? Esto es lo que se ha instalado en la pol´ìtica profesional...
    En cuanto a los movimientos de masas, no siguieron nunca una ideología, sino unas promesas de reparto más equitativas a su criterio y generalmente incumplidas, traicionadas, etc., se concentran detrás de unos slogans a veces sin creer siquiera en sus contenidos sino en lo que para ellos "prometen". Las masas nunca fueron revolucionarias sino reformistas. Y así les va... inevitablemente.
    Otro saludo.

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  5. Carlos, sería mucho lo que habría que hablar sobre esto, y espero que tengamos ocasión, pero ahora no tengo mucho tiempo.
    1-Creo que desacreditas de modo apresurado el propio discurso sobre el que se asientan las prácticas y acciones. Es decir, pasas por encima del lenguaje que ampara los actos -por ejemplo, de los nacionalsocialistas- para procurar ir a un fondo profundo que encuentrfas en la mera conservación del poder y el status social. Si no entiendo mal, el lenguaje y las narraciones que justifican lo hecho es para ti sólo una pantalla que esconde intereses inconfesables. Para mí, al contrario, lo verdadero está ya presente en la apariencia. No creo que lo ideológico sea "falsa conciencia" o ropaje que oculta, sino que es precisamente algo que se exhibe y se da frecuentemente del modo más claro y explícito. Por seguir con el caso tópico de los judíos y los nazis: la cosmovisión nacionalsocialista se basaba abiertamente sobre la dialéctica de las razas, y en esa visión el judío representa la degeneración, la debilidad y el afeminamiento que hace merecer
    el exterminio. El odio a los judíos no es una mampara que oculta otros intereses -auqnue también existan otros intereses simultáneos- sino que es odio franco y resolutivo que se vuelca en actos consecuentes. Desacreditar las razones por las que los agentes dicen que hacen lo que hacen no deja de ser cierta soberbia histórica: crreer que uno sabe mejor que el agente mismo las motivaciones que lo llevaron a actuar así.
    QUizás en todo sistema, como dices, sea presente el impulso del poder por perseverar o acrecentar su poder, pero eso no es más que un principio general que también necesita atravesar el tránsito a la particularidad: lo importante, según entiendo, no es que todo poder se vuelque en su autoconservación, sino el modo concreto en que cada poder particular constituido lo lleva a cabo. No es lo mismo el poder nacionalsocialista, que el bolchevique, que el presente en los regímenes occidentales o los paises de la santidad islámica. Las ideologogías pueden aportar verdadera luz sobre esos hechos concretos: ¿por qué en algunos casos se extermina, en otros se persigue, en otros se silencia a través de la publicidad y el mercado?

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  6. ¡Somos intelectuales, Borja, y en todos los casos "no deja de ser cierta soberbia histórica: (tanto) crreer que uno sabe mejor que el agente mismo las motivaciones que lo llevaron a actuar así" como... santificar lo que el agente dice como "cierto". De todos modos, pretendo otra cosa al referenciar al mecanismo complejo por el que se mueven los grupos, las camarillas y las masas hacia el poder de algunos, pretendo "leer" lo que realmente quieren. El exterminio de judíos no se hace mediante envenenamiento de aguas a la manera de la razia del Joker en una película de Batman. No es "la maldad" lo que los mueve, aunque se la llame racial. Es parte de una Guerra en donde el objetivo es doblegar a "los que sojuzgaron a Alemania" interpretada con una lenguaje mítico y alegórico, sentido incluso y asumido o adoptado HASTA por los propios jefes nazis como parte de su "atuendo" demarcador: lo que se incluyó para distinguirse, lo que es propio de toda dinámica de dominación grupal humana a lo largo de toda la Historia. El lenguaje es mentiroso de por sí (y está al servicio de las ansias de dominación/exterminio del "otro grupo" de esta forma), y se asume como "alegórico" (no a cuento de un proceso de "aienación" que se les impone). Y en cada caso se "inventa" lo más "efectivo" y lo más "acorde" cono los dirigentes del movimiento cuya falta de escrúpulos siempre es extrema... aunque no siempre puedan llegar al extremo por obstaculizarlo el estado de equilibrio de fierzas en juego. El odio a los judíos, al margen de que lo sintieran un puñado al principio, se convirtió en algo funcional. Ese odio no es para mí un "compnente ideológico" pero menos lo es cuando se convierte en un puro slogan de batalla y logra como tal y no como "idea" mover a las masas.
    Observa estos aspectos que hoy son cada vez más evidentes y que la propia antropología avala (en las notas de mi post está la bibliografía pertinente).
    Un saludo.

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  7. Carlos: Pues yo creo que las ideas sí poseen efectivamente el poder de mover a las masas y despertar pasiones desplazadas de otros ámbitos. Los eslóganes son efectivos sólo en tanto soportan y ofrecen visibilidad a las ideas, por sí mismos no dejan de ser anuncios publicitarios.

    Un saludo

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  8. Borja: no contestas a mi enfoque de esa manera genérica. A las masas, ESTO es PARTE lo que yo digo, las ideas sólo llegan como anuncios publicitarios y no necesariamente por su contenido originario. Y ellos, los slogans, referencias simbólicas de deseos como todo slogan, nacen, también lo digo yo, de las ideas intelectuales o se inspiran en ellas pero... digo yo: a distancia CADA VEZ más creciente de su contenido. ¿Acaso se "discuten" ideas entre la intelectualidad y las masas? ¿Por qué dejas de lado la realidad del mecanismo que se establece en los hechos? ¿Tal vez no tengas tiempo para ir al fondo de la cuestión y por eso sólo te reafirmas "positivamente"? En fin, si acaso lo dejaremos para alguna ocasión mejor...
    Un saludo.

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