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viernes, 5 de diciembre de 2014

Hacia una nueva hegemonía.
Óscar Sánchez Vega

Podemos pretende disputarle al PSOE la hegemonía de la izquierda, titulaba días atrás El País. ¿Entendemos el mensaje? ¿Lo entienden acaso en la redacción del periódico? Aparentemente el significado es muy claro: Podemos pretende adelantar al PSOE en las próximas elecciones, convirtiéndose de este modo en el partido de izquierdas con más apoyo electoral. Pero cuando los dirigentes de Podemos, especialmente Iñigo Errejón, hablan de “hegemonía” quieren decir algo más.

Ernesto Laclau publica junto con su compañera Chantal Mouffe “Hegemonía y estrategia socialista” en 1985. En esta obra el filósofo argentino pretende construir una idea de hegemonía desde bases marxistas, psicoanalíticas y comunitaristas. De los marxistas toma la concepción de la política como lucha y antagonismo. Un antagonismo que, contrariamente al enfoque clásico y en la línea de Gramsci, no es meramente económico sino que es más bien cultural o ideológico. Lo que se disputa es ante todo un modelo de vida, unos valores, una concepción de la política y la justicia social que "nosotros" entendemos de forma muy diferente a "ellos"; nada puede ser cabalmente comprendido al margen de tal oposición. Por ello, para Errejón, la “política del consenso” que se impone en España durante la Transición es, en la práctica, la negación de la política misma, o mejor aún, una artimaña propagandística para hacer pasar la victoria de una facción como “voluntad general”. Del psicoanálisis, especialmente de Lacan, Laclau toma la idea de que la reconciliación es imposible, que la castración es el modo de ser esencial del ser humano, que la sociedad ideal no existe, ni puede existir y que el conflicto es consustancial a la naturaleza humana. Abandonemos pues todo ideal utópico porque el mero planteamiento del ideal es un foco generador de todo tipo de frustraciones. De los comunitaristas, como Tylor y Walzer, recoge la crítica a la idea liberal de un “yo” racional y libre previo a la comunidad. Tal concepción del ser humano es una pura fantasía. El ser humano vive en sociedad y es desde la sociedad como toma conciencia de la realidad. Las cosas, los hechos, no tienen un sentido que de algún modo aprehendemos sino que el sentido es ya una construcción social. Los datos por si mismos nada significan, es la comunidad quién les da un sentido y adquieren significados muy diferentes en función de como se agrupen, seleccionen o contrapongan.

¿En que consiste pues la hegemonía? No en ganar unas elecciones sino en ostentar el poder ideológico; en constituir un orden moral, cultural y simbólico; en marcar el sentido de los hechos; en fijar los límites de lo que puede o no puede ser dicho marcando así las reglas del “discurso posible”; en imponer valores e implantar un ideal.  En España, incluso durante los gobiernos del PP, el discurso hegemónico ha sido el del PSOE; ha sido el PSOE quien nos ha enseñado a pensar y hablar políticamente, ha propuesto los valores constitucionales y se ha apoderado del lenguaje de la cultura. Los dirigentes de Podemos son ambiciosos, piensan que la sociedad española está madura para un nuevo lenguaje, una nueva vida… una nueva hegemonía.

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