Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

miércoles, 30 de mayo de 2018

Alfabeto filosófico II.
Borja Lucena

Se trata de superponer dos niveles heterogéneos, el de la norma y el del caos, como si se tratara sólo del juego caprichoso de introducir un orden en lo que por sí no lo tiene. La rutina de los diccionarios. Transcribiré en el inflexible orden alfabético una serie de pensamientos, citas -sobre todo citas- u otras cosas inverosímiles que he ido apuntando al ritmo de lecturas, de conversaciones, de encuentros y desencuentros más o menos azarosos. 

Pero, en realidad, un diccionario constituye una de las formas más poderosas de apresar y sintetizar el universo de lo real, de jugar el juego del ser. Alinear un conjunto de palabras de acuerdo con la necesidad de un orden, pero abandonando cada una de ellas al albur del acaso y la contingencia, de modo que, en su sucesión, la previsibilidad de lo por venir en el orden alfabético se acompañe del absurdo en el sucederse de los significados. 

En el orden y la arbitrariedad de los diccionarios se da de manera inmediata e irrevocable la marca ontológica de todo lo que acontece, como si esa mezcla  de necesidad y contingencia, de orden y desorden, fuera el juego mismo que la vida, el mundo, la realidad juegan.


A
ACCIÓN: “El lenguaje y el trabajo son externalizaciones y manifestaciones en las que el individuo ya no se retiene ni se posee él mismo, sino que deja que lo interior venga a salir totalmente fuera de sí, y lo abandona al otro”. Hegel expresa de esta manera la carencia de soberanía del individuo sobre sus obras y acciones. La obra, la acción, la palabra poseen irremediablemente una indeterminación ontológica tal que niega que en ellos pueda hallarse de manera inmediata, transparente, a la interioridad que en ellos se expresa. Estas notas inciertas conducen a menudo a desatender a la acción como realidad efectiva del individuo, y a procurar buscarla en algo que se adhiera más íntimamente a su constitución interior, como es el caso de los rasgos fisionómicos. No obstante, una vez desechada la “palabrería” de la fisionomía o la quiromancia, la autoconciencia habrá de volver a encontrarse en sus actos y obras como lugar propio de revelación de una interioridad real, y no sólo supuesta: “El verdadero ser  del hombre es más bien su acto, aquello que hace, aquello que ha hecho; en ese acto, en eso que ha hecho, es real la individualidad, y es la individualidad la que supera lo supuesto”. El sujeto es negatividad que sólo es en tanto supera su ser inmediato, su expresión y todo lo que pueda adherirse a ella: “La individualidad se presenta más bien en la acción [Handlung] como aquella entidad [Wesen] negativa que sólo lo es en cuanto suprime y supera ese su ser (inmediato)”. El acto, con su brutal interrupción de toda suposición, da fin al constante oscilar entre la interioridad y la exterioridad, y acredita efectivamente quién es el que se hace presente, aparte de intenciones, disimulos, etc. La acción, con su carácter irreversible, rompe la mala infinitud del suponer: “en el acto [That], en el acto ejecutado, queda aniquilada la mala infinitud (…) de ese acto puede decirse lo que ese acto es. Ese acto es eso, y su ser no es solamente un signo, sino la cosa misma. Ese acto es eso, y el hombre individual es lo que ese acto es; y en la simplicidad de ese ser [Seyn], es como el hombre está ahí para los otros, es ser universal, y cesa de ser algo solamente supuesto”. Hegel, PhG. V. A. La razón observadora. c. Fisiognómica y frenología.

B
BELLEZA: "La juventud es promesa que cada generación incumple". Gómez Dávila, N., Escolios, I.


C
CAPITALISMO: La utopía de un sujeto movido en exclusiva por la búsqueda del interés propio no deja de ser un horizonte que, incluso en las condiciones imperantes en la sociedad capitalista, no se ha realizado. La realización plena de ese curso del mundo  significaría su disolución, la aniquilación del sustrato de sociabilidad e interacción que hace posible una sociedad, incluyendo a la capitalista. El mito del capitalismo, el individuo aislado y atomístico, al recortar el interés particular como único referente, opaca el tapiz de referencias mutuas, de relaciones no egoístas que articulan la posibilidad de todo curso posterior de la acción humana. Michéa cita un estudio según el cual el valor económico de lo no económico, de todas esas acciones gratuitas que atraviesan la vida social y no se resuelven en el interés económico, supone una tres cuartas partes del PIB de la actual sociedad capitalista. Michéa, J.C., La escuela de la ignorancia.


D
DUALISMO: La sociedad moderna se honra de haber superado los dualismos que encerraban las imágenes anteriores del hombre. No obstante, bien mirado, la representación mecanicista del ser humano, la obsesiva manía de no salirse de los límites de lo que puede captarse como cosa y funciona sólo como cosa, identificando al cuerpo con ello, revela un giro algo más enrevesado. Aquí no se presenta una reconquista de la unidad del sujeto, sino, al contrario, un dualismo en el que se ha eliminado uno de los términos: “La moderna psicología mecanicista está íntimamente afiliada (…) al empirismo. Es un dualismo con uno de los términos suprimidos”. Taylor, Ch., Hegel y la sociedad moderna. 


E
ESPÍRITU: Tendríamos que extraer y eliminar del concepto de espíritu todo aquello que evoque la posibilidad de un saber exhaustivo y total de la realidad, del tiempo y sus aconteceres pasados, presentes, futuros. Si comprendemos el espíritu como esa transparencia en el instante nos veremos empujados a lo irrisorio antes que a la sabiduría. Con todo su materialismo a cuestas, fue Marx, antes que Hegel, el a menudo seducido por la tentación de futurizar. Hegel, al contrario, se cuidó mucho de las conjugaciones que saltan más allá del presente, pareciendo saber que un espíritu de dones proféticos está cerca de resbalar hacia lo ridículo o lo siniestro. Cuenta el psiquiatra Castilla del Pino que en 1962, durante una sesión de espiritismo a la que fue invitado, se presentó el que se anunció como espíritu de Ramsés, el faraón egipcio. La expectación y el asombro fueron generales. Y las preguntas, previsibles durante la dictadura,  no se hicieron esperar: ¿Cuándo morirá Franco? ¿Dónde? El espíritu no tardó en contestar: "1964, Ontario". (Castilla del Pino, C., Casa del olivo).  


F
FILÓSOFO: “Los grandes filósofos son los bufones de la divinidad”. Machado, A., Juan de Mairena, II.

Después de la verdad -decía mi maestro- nada hay tan bello como la ficción. Los grandes poetas son metafísicos fracasados. Los grandes filósofos son poetas que creen en la realidad de sus poemas”. Juan de Mairena, XXII. 


G
GOBIERNO: "Y el que al gobernar una ciudad entera no obra de acuerdo con las mejores decisiones, sino que mantiene la boca cerrada por el miedo, ése me parece -y desde siempre me ha parecido- que es el peor". Sófocles, Antígona


H
HISTORICISMO: “La única pregunta que un historicista considera inútil dirigirle a un texto es la de su verdad”. Luri, G., ¿Matar a Sócrates?


I
INTERPRETACIÓN: Aun en el caso del ente que simplemente está-ahí, interpretar es retornar a considerar el orden del mundo en el que revela un sentido. Interpretar es restablecer las remisiones que integran al ente en un mundo. Cf. Heidegger, M., SZ, §16.

 La interpretación [Auslegung] es “la apropiación de lo comprendido”. Heidegger, M., SZ, §34.  


J
JUSTICIA: “Es justo exagerar lo que es justo”. Chesterton, citado en Leys, S.,Orwell: el horror a la política.


L
LENGUAJE: De acuerdo con Hegel, el lenguaje y aquello que en él es referido no suponen campos separados. Se da una íntima unión entre palabra y cosa que avisa de que, quien no encuentra la palabra adecuada, pierde la cosa: “(…) aunque suele decirse que, para los hombres sensatos, de lo que se trata no es de palabras sino de la cosa [die Sache] (…), ello no debe convertirse en una especie de licencia para designar la cosa con un término que no le cuadre (…) con eso se está ocultando que de lo que efectivamente carece es de la cosa, es decir, del concepto de la cosa”. Hegel, PhG, V. A. “Frenología”. 


M
METAFÍSICA: “Se nos dirá que nuestra posición de poetas debe ser la del hombre ingenuo, que no se plantea ningún problema metafísico. Lo que estaría muy bien dicho sino fuera nuestra ingenuidad de hombres la que nos plantea constantemente estos problemas”. Machado, A., Juan de Mairena, XXX. 


N
NATURALEZA: “Misteriosa en pleno día, la Naturaleza no se deja despojar de su velo, y lo que ella se niega a revelar a tu espíritu, no se lo arrancarás a fuerza de palancas y tornillos”. Goethe, Fausto, parte I.


O
OBSERVACIÓN CIENTÍFICA: Para la observación, todo se convierte en cosa. Cf. Hegel, G.W.F., PhG, V. La razón observadora.

P
PROGRESO: “La sociedad industrial está condenada al progreso forzoso a perpetuidad”. Gómez Dávila, N., Escolios, I.

Esa izquierda que ha convertido en hegemónica la idea de un progreso de la humanidad parece no tener en cuenta que éste no es una opción en el seno de la sociedad industrial, sino una necesidad. El progreso no se alza contra la inhumanidad de la máquina moderna, sino que pertenece a su dinámica intrínseca. La izquierda industrialista, que se cree en lucha contra el capitalismo, es en realidad un componente imprescindible para su perfeccionamiento, ya que le proporciona, además de lo que por sí ya tiene, el prestigio de la libertad.


R
REVOLUCIÓN: Es ingenuo, es casi infantil que Marx fiara el triunfo del comunismo a su capacidad para sobrepasar al capitalismo en aquello que él mismo detectó como la esencia de éste: su carácter revolucionario. Para revolucionario, debió pensar la realidad, ya existe el capitalismo.


S
SOCIALISMO
: “El socialismo es el poder soviético más la electrificación”. Lenin.


T
TRADICIÓN
: “Lo que tú heredaste de tus padres, adquiérelo para poseerlo. Lo que no se utiliza es una carga pesada”. Goethe, Fausto, I.


U
UNO (EL
): “En la cotidianidad del Dasein la mayor parte de las cosas son hechas por alguien de quien tenemos que decir que no fue nadie (niemand)”. Heidegger, M., SZ, § 27.


V
VISIÓN
: “Cuando se habla de conocer, los otros sentidos hacen suya, por una cierta analogía, la operación del ver, en la que los ojos tienen la primacía (…) No decimos sólo ‘mira cómo luce’, sino también ‘mira cómo suena, mira cómo huele, mira cómo sabe’...”. Heidegger, M., SZ, §36.


Y
YO
: "Los que carecemos de talento traducimos meramente textos anónimos y públicos en el idioma de nuestras preocupaciones personales". Gómez Dávila, N., Escolios, I.

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